El padre Santiago Martín compara lo que está pasando hoy en Alemania con lo que sucedió con la rebelión de Lutero entre su inicio, en 1517, y las primeras medidas efectivas contra él, en 1521: un tiempo precioso que el ex monje aprovechó para consolidar la herejía y el cisma que rompieron la Cristiandad para siempre.
Del mismo modo, ante las conclusiones y el comienzo de la aplicación del camino sinodal alemán, no se está haciendo nada y el silencio es atronador, lamenta el fundador de los Franciscanos de María, lo cual lo consolida cada minuto que pasa. Porque quien sí tiene apoyos, y muy importantes y activos, es este nuevo movimiento herético y cismático, disparándose así el riesgo de contagio.