El culebrón zafio del ‘caso Mediador’ nos regresa a la casilla de salida, a la peor ‘tradición’ del partido socialista. La marca de identidad es siempre la misma: prostitutas, cocaína y marihuana. Desde Luis Roldán hasta el ‘tito Berni’ pasando los los EREs de Andalucía. Pero más allá de lo chusco, cutre y ‘torrentiano’ está la corrupción: cohecho, falsedad documental y organización criminal.
No es que los diputados se fueran con mujeres de moral distraída y consumieran coca. No es que quien tuviera la moral distraída fueran los representantes del pueblo. Es que además de tener un problema personal de ética y estética, incurrieron en presuntos ilícitos penales. Porque presuntamente utilizaron su posición de influencia para facilitar contactos que permitieran contratos con los que los empresarios de las bacanales ganarían mucho dinero.
Porque el empresario corría con todos los gastos esperando un retorno. Según el ‘mediador’, pagaba el viaje, el hotel, las comidas, las bebidas, las chicas y la droga. A cambio, esperaba que le facilitara el acceso a subvenciones o contratos millonarios. Una inversión muy rentable para unos socialistas que asesinan al empresario pero adulan el ‘capitalismo de amiguetes’. Sobre todo de esos amiguetes que les pagan las comilonas, las barras libres y las ‘chicas de compañía’. Repugnante.
Lo lamentable no es que haya manzanas podridas sino que nadie quiera limpiar el cesto. ‘Tito Patxi’ tratando de frenar la sangría: “no hay más implicados; punto. Cenar no es corromperse”. Pobre. Papelón. Más inquietante es Elena Valenciano, esa feminista que condena el hecho, pero trata de normalizarlo en lo extendido de la conducta. ¿Pelillos a la mar? Ni una condena de Carmen Calvo, ese adalid de la defensa de las mujeres. Y por supuesto, silencio cómplice del ministerio de Igualdad que debe de tener otras prioridades como seguir rebajando penas y excarcelando a abusadores, violadores y pederastas. ¿Cuál fue nuestra condena?
El asunto es tan casposo y grave que Ayuso -esa profetisa-, augura que será el final del sanchismo. ¿Cómo intentará frenar el PSOE la gangrena? Ni los chorros de dinero a los medios de comunicación, ni el comodín de José Antonio ni la moción de Vox podrá tapar el escándalo mayúsculo y chusquero que le ha estallado al PSOE.
El anzuelo del pescador
José Antonio. Tras el ‘show’ de Francisco Franco, ahora el gobierno se dispone a trasladar los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera. Esta vez cuentan con el visto bueno de la familia, que ha pedido discreción. ¿Cumplirá el gobierno con su compromiso de evitar el show mediático?
Ferrovial. El gobierno teme que la salida de Ferrovial sea el pistoletazo de salida de otras compañías. Por eso dispara con violencia y al cuerpo, directamente contra su presidente, Rafael del Pino. ¿No sería más inteligente tratar de atajar las razones que han motivado el traslado de la sede social?
Montero recula. La ministra de Igualdad muestra su disposición a corregir la ley de si es si tras 700 rebajas de condenas. ¿Por qué no insiste en culpabilizar a los jueces de prevaricación?, ¿por qué ha decidido tender puentes con el PSOE?