El negocio más grande hoy en día, es fabricar armas, resalta Francisco

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Entrevista de Francisco con Don Davide Banzato para el programa «I Viaggi del Cuore». El Pontífice analiza la actualidad de la Iglesia y del mundo: «Hoy el negocio más grande es ‘fábrica de armas’. Si no se fabricaran armas durante un año, se acabaría el hambre en el mundo». La invitación a empatizar con los sufrimientos de los demás, a no tener «miedo de tocar la carne del hermano» y a no aferrarse a los fracasos de la vida, sino al «ancla» de la fe.

Diez preguntas para atar el hilo de diez años de pontificado, pero también para mirar las heridas del mundo, empezando por la «guerra feroz» que ha robado la sonrisa a tantos niños, y también para reflexionar sobre las inquietudes del corazón humano. Las que llevan a caer en una peligrosa «enfermedad»: aferrarse a los «fracasos» de la vida y a las «cosas feas». Francisco dialoga con don Davide Banzato, sacerdote de la comunidad Nuovi Orizzonti y rostro conocido de la televisión italiana con el programa «I Viaggi del cuore». Y es precisamente en el episodio especial de I Viaggi del cuore del sábado 18 de febrero, donde el Papa Francisco es protagonista con esta entrevista en Casa Santa Marta, nacida, explica el autor, de forma espontánea e inesperada. De hecho, se suponía que iba a ser un mensaje de vídeo de saludo al equipo, autores, directores y productor, pero en su lugar se convirtió en una verdadera entrevista emitida en parte por el canal de televisión Mediaset. Se publicará íntegramente en un libro editado por Piemme el 21 de febrero, titulado «Cerca il tuo orizzonte. Rialzarsi e ripartire oggi».

No apegarse a las cosas feas

La entrevista parte de un punto muy querido por el Papa, que es el de la memoria. «Una gracia», dice: «Cultivar la memoria….  La gracia de la memoria nos lleva a las raíces de nuestra actualidad», añade, recordando a sus parientes del Piamonte, a los que visitó personalmente en noviembre de 2022. «Hay lugares significativos de la memoria, personas que han marcado nuestras vidas. Es bueno viajar». Pero en este viaje a la memoria y a las raíces hay sin embargo «un peligro», advierte Francisco: «Todos hemos tenido en la vida cosas feas, cosas que nos han hecho sufrir, y, después, hay una enfermedad de aferrarse a los fracasos de la vida: no, esto hace mal. Las cosas feas, sí, pero, recordémoslas, demos gracias al Señor porque nos ayudó a salir, pero no meterse allí, porque eso es una enfermedad. Es como un apego sí, a los fracasos, a las cosas feas».

Un momento de desolación humana

Cosas feas, señala Francisco, están sucediendo muchas en nuestro tiempo. Venimos de una pandemia que «nos ha debilitado» y ahora está la guerra: «Una guerra que es feroz» y que ha provocado «una crisis económica y financiera». «Hoy, especialmente en toda Europa, la gente no sabrá cómo pagar la electricidad, por ejemplo. Tendrán que ahorrar mucho», señaló el Papa. «Es un mal momento, es un momento -de desolación humana. Los muertos o los heridos (procedentes de la guerra) … Ves a los muertos torturados antes de morir, las fotografías son terribles».

La sonrisa de los niños

La angustia del Obispo de Roma es sobre todo por los niños: «Se han olvidado de reír… Muchos niños han venido aquí, muchos de Ucrania, no ríen… Son amables sí, pero no ríen, han perdido aquello. Fui a ver a los niños que estaban en el Bambino Gesù, ucranianos, heridos, ninguno (tenía) una sonrisa». Para Francisco, «quitarle la sonrisa a un niño significa… ¡una tragedia!». Y esta tragedia está marcando nuestro tiempo: «Un tiempo donde el mayor negocio es la venta de armas, la fábrica de las armas. Hoy, si durante un año -me dijo un técnico- no se fabricaran armas, se acabaría el hambre en el mundo. Las guerras exigen armas. ¿Y por qué una guerra? Porque normalmente un imperio o un gobierno, cuando se debilita un poco, necesita una guerra para recuperarse… Es algo feo».

Mirar otros horizontes

En este escenario dramático, el Papa insta, sin embargo, a no perder la esperanza y a mirar «horizontes» diferentes. «Mirar los horizontes de la vida, por tanto, significa mirar la esperanza. Y también mirar que la historia no termina contigo, no terminó con mi abuelo, no terminará con la cuarta generación que vendrá después». Esta perspectiva «da valor para caminar siempre». Pero cuidado, advierte Francisco, de no caer en la «psicología del avestruz», es decir, que «ante cualquier cosa mete la cabeza en la tierra». Y cuidado también con mirarse sólo el propio ombligo: «Las personas que sólo se miran a sí mismas hacen lo contrario de buscar el horizonte. El horizonte te hace mirarlo todo». Ésta, dice el Pontífice, es «la base de la virtud de la esperanza». Como decían algunos Padres de la Iglesia cuando prefiguraban la esperanza como «un ancla»: «Si estás en el mar o en el río, echas el ancla para estar seguro y te agarras a la cuerda. La esperanza, la lanzas a la eternidad, el ancla, y vas agarrado; pero si no miras al horizonte, ya no puedes, nunca podrías lanzar un ancla, ¿verdad?». «En este tiempo es difícil», subraya el Papa Francisco, «está el Señor, hay esperanza. Es difícil y feo, hay tanto sufrimiento, tanto, pero también está la cuerda y el ancla. Es el misterio del dolor y de la esperanza».

Quién tiene fe y quién no

Y a los que «no tienen fe», ¿qué decirles? «No es pecado no tener fe», responde el Papa. «La fe es un don de Dios…. Hay gente buena, buenísima, que no tiene el don de la fe. Sólo les diré: ‘Sé abierto. Busca. No te canses de buscar. Sin angustia: ¡no, no! Naturalmente abierto'». Los creyentes deben tener cuidado, sin embargo, de no vivir «como ‘paganos'». Hay creyentes que viven así: «Falsos cristianos o, como decía mi abuela, cristianos al agua de rosas», dice el Papa. «A éstos les diré: ‘¡Cambia de vida! ¿Cómo es tu vida? ¿Es una vida justa? ¿Es una vida al servicio de los demás? ¿Es una vida que malgasta el dinero?».

La riqueza no es pecado

De ahí una reflexión sobre el tema de la riqueza: «Un señor me dijo que aquí en Roma hay restaurantes en los que, si invitas a dos personas, al final serán 1.700 euros. Pero, ¿tú vives así, a ese nivel, cuando hay gente que se muere de hambre? ‘Eh, padre, no sea comunista…’. No, vamos, esto es el evangelio, ¿eh?». «No hablo mal de los ricos, hay santos ricos que saben usar bien sus bienes para los demás», aclara Francisco. Pero la «conducta» también define el tipo de fe: «Si el estilo de vida es pagano, se entiende que no tienes fe o que tienes una fe de barniz, de barniz, sí: tu vida está barnizada de fe pero (la fe) no tiene raíces, ¿no?».

A este respecto, el Papa cita la fotografía tomada por uno de los «fotógrafos vaticanos» en la calle, en Roma, de una anciana bien vestida que sale de un restaurante e ignora al mendigo que le pide limosna: «Si no adviertes algo y a alguien detrás de tu vanidad, de tu modo de vivir, estás encerrado en ti mismo…» La «carne de tu hermano» es «la misma carne que la tuya», subraya el Pontífice: «Tal vez mañana seas tú quien esté en esa situación… No tengas miedo de tocar la carne herida».

La «esclerocardia»

Esto ayuda a superar la «esclerocardia», la cerrazón del corazón: «Un corazón duro es muy difícil de ablandar». «Muchas veces el Señor se sirve de situaciones malas para ello, como la enfermedad, para que cambie el corazón. Pero siempre hay que pedir al Señor: que mi corazón no se endurezca, que mi corazón sea humano, que sea cercano a toda la humanidad». Hoy, pregunta el Papa, «¿cuántos lloran -no digo físicamente, sino en el corazón- por los niños huérfanos de Ucrania? ¿Cuántos sufren por esto? ¿Cuántos sufren por los niños de la calle que roban porque están solos en la vida?». Francisco señala un cuadro en el vestíbulo de Santa Marta, pintado por un artista piamontés a partir de la foto de un sirio que huye con su hijo. Se titula Como ellos obligados a huir y representa la huida a Egipto. «Pensamos que la huida a Egipto fue ‘en un carro con ángeles’ que transportaban…. La huida a Egipto fue así, ¡así! Esta realidad la vivió Jesús y esta realidad la viven tantas personas.»

«Recen por mí»

En la entrevista también se habla de su pontificado, que el 13 de marzo cumplirá diez años. Jorge Mario Bergoglio se remonta a su elección: «¡Pobre Pedro, qué sucesor se ha encontrado!», exclama riendo, «nunca en mi vida imaginé algo así». Sin embargo, ha habido «naturalidad» en la transición de Buenos Aires a Roma: «Es una mirada a horizontes diferentes. Ciertamente no faltan las inquietudes, pero no siempre son ‘algo malo’, al contrario, pueden convertirse en una oportunidad para el ‘discernimiento’. Francisco, sin embargo, pide oraciones para sí mismo: «Recen por mí para que pueda ser un Papa cristiano, no pagano, para que el Señor me dé la gracia de vivir como cristiano y de ayudar a la Iglesia, que es el santo pueblo fiel de Dios. No es ese sacerdote, ese obispo, sino el pueblo de Dios».

El Papa realiza la entrevista para el programa "I Viaggi del Cuore"

El Papa realiza la entrevista para el programa «I Viaggi del Cuore»

Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano

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