Sean Santos, por que yo, el Señor, soy Santo

Pbro. Crispín Hernández Mateos
Pbro. Crispín Hernández Mateos

Las lecturas de este domingo nos hacen un especial llamado a vivir la santidad, pues es el modo en cómo podemos estar en comunión con Dios. Veamos.

LLAMADO UNIVERSAL A LA SANTIDAD

Dios nos llama a la existencia, a la santidad y a la vida eterna, pero de modo específico, en la liturgia de este Domingo nos pide ser «santos» porque Él es «santo» (cf. Lev 11,45 y 19,2). En éste designio divino “todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día…” (Gaudete et Exsultate 14). Este amor produce felicidad, por eso creemos que la santidad es un llamado a ser felices, a vivir la alegría “que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado” por Dios (cf. GE 125). El sujeto de esta santidad es el Espíritu Santo, “quien derrama santidad por todas partes, en el santo pueblo fiel de Dios” (cf. GE  6).

LA SANTIDAD ES UN CAMINO PARA ESTAR EN COMUNIÓN CON DIOS

«La santidad no es sino la caridad plenamente vivida»: implica amar al prójimo y no odiarlo (cf. Lev 19,17-18 y Mt 5,43-44), exige ser compasivo y misericordioso (cf. Sal 102), supone practicar la justicia y la solidaridad. Por lo tanto, «la santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros» (cf. GE 21).

En este sentido: ser pobre en el corazón, esto es santidad; reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad; saber llorar con los demás, esto es santidad; buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad; mirar y actuar con misericordia, esto es santidad; mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor, esto es santidad; sembrar paz a nuestro alrededor, esto es santidad (cf. GE 70, 74, 76, 79, 82, 86, 89).

El santo es una persona con espíritu orante, que necesita comunicarse siempre con Dios (GE 147), pues la santidad es el fruto del Espíritu Santo en su vida (cf. Ga 5,22-23 y GE 15).

LA SANTIDAD IMPLICA CUMPLIR EN TODO LA VOLUNTAD DE DIOS

El camino hacia la santidad es una lucha constante contra el mal (cf. GE 162), pero a la vez “es una fuente de paz y de gozo que nos regala el Espíritu” (GE 164); por ello, “el santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor” e “iluminar a los demás con un espíritu positivo y esperanzado” (GE 122).

En este contexto, “la santidad es vivir en unión con Cristo los misterios de su vida. Consiste en asociarse a la muerte y resurrección del Señor de una manera única y personal, en morir y resucitar constantemente con Él” (GE 20); por lo cual, no puede entenderse la santidad al margen del reconocimiento vivo de la dignidad de todo ser humano (cf. GE 98).

El Papa Francisco esboza cinco notas características de la santidad en el mundo actual: Aguante, paciencia y mansedumbre; alegría y sentido del humor; audacia y fervor; vivir en comunidad y, estar en oración constante (cf. GE 110-157). ¿Cuál de éstas notas vives tú? ¿Cuáles quisieras practicar? ¿Estás ya en el camino de la santidad?

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