Los episcopados de Europa esperan que el arzobispo de Minsk pueda regresar a su tierra natal y retomar su ministerio episcopal, luego del bloqueo en la frontera, el pasado 31 de agosto, que le impidió entrar a Bielorrusia desde Polonia.
La Presidencia del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) expresa, en un comunicado, la cercanía de todo el episcopado europeo a Monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de Minsk y a la Iglesia de Bielorrusia, en este “delicado momento” provocado por la actuación de las autoridades bielorrusas que, el pasado 31 de agosto, impidieron el ingreso del arzobispo metropolitano en el Bielorrusia, su “tierra natal”, luego de haber participado en las celebraciones en honor a Nuestra Señora de Częstochowa, en Polonia.
Mientras asegura sus oraciones por el amado pastor y por toda la comunidad bielorrusa, la CCEE espera “el regreso inmediato a casa del arzobispo de Minsk y la reanudación de su ministerio episcopal”. Asimismo, anima a todos a “comprometerse para resolver pacíficamente el conflicto y a continuar, con confianza, el camino del diálogo por el bien del hombre y de la sociedad en su conjunto”, afirma el comunicado.
Confiar en Nuestra Señora, Reina de la Paz
La CCEE se une también al llamamiento del Papa Francisco “al diálogo, al rechazo de la violencia y al respeto de la justicia y la ley» ante la crisis sociopolítica que atraviesa la nación. Junto al Santo Padre, los episcopados europeos, confían «a todos los bielorrusos a la protección de Nuestra Señora, Reina de la Paz».
Oración por el regreso del arzobispo del exilio
Ayer, jueves 3 de septiembre, los sacerdotes del canónigo en la
Catedral del Minsk, se unieron en oración por Bielorrusia y por el regreso del arzobispo Kondrusiewicz del exilio. El encuentro comenzó con la Liturgia de las Horas, cuya celebración estuvo presidida por el Vicario General de la arquidiócesis de Minsk-Mogilev, monseñor Yuri Kasabutsky. Durante la celebración, el prelado informó que el arzobispo recibió asilo temporal de un sacerdote amigo en Monki, no lejos de Bialystok y muy cerca de su Bielorrusia.
La oración es la única “arma” de la Iglesia
Al dirigirse a todos los fieles presentes que acudieron a la catedral a rezar por su pastor, monseñor Kasabutsky destacó que la oración es la única «arma» de la Iglesia y aun así tiene “poder increíble”. Una oración, dijo, que en este momento es también una expresión de unidad y solidaridad que une a las personas, les ayuda a encontrar una salida a una situación difícil y a soportar todas las pruebas. Aprovechando la oportunidad, el vicario agradeció a los fieles de otras denominaciones y religiones por el apoyo, especialmente en la oración a la Iglesia católica Bielorrusa en esta difícil situación.
Con información de Vatican News/Alina Tufani