Vox populi, vox dei.
Ayer también estuvo marcado por el flujo masivo de fieles.
Más de 70.000 personas en dos días, superando cualquier imaginación.
La muerte del anciano teólogo ha alimentado tanto una cadena inesperada que el fenómeno no da señales de frenarse.
La serpiente humana continúa atrayendo a la gente a la basílica, canalizándolos a lo largo del camino obligatorio de las barreras y obligando a las fuerzas del orden a tomar medidas adicionales para fortalecer los puestos de control.
Las previsiones para el funeral de mañana son cada vez mayores y la mirada a Via della Conciliazione recuerda mucho al funeral de Juan Pablo II en 2005.
Tuvo un impacto emocional enorme y durante esos funerales apareció de repente entre la multitud, como un hongo crecido en la noche, un letrero: “Santo Subito”, condensando así la petición presente en el corazón de las personas sencillas.
Wojtyla fue beatificado y canonizado en un tiempo récord y esta vez quién sabe si le pasará lo mismo a Joseph Ratzinger.
Varios cardenales ya se expresan a favor del reconocimiento del título de Doctor de la Iglesia, compartiendo la idea que el cardenal Fernando Filoni -primero- había hecho explícita el mismo día de su muerte, según cuenta Il Messaggero.
El arzobispo Georg Gaenswein, secretario personal de Ratzinger, confirmó que pronto podría haber llamadas para beatificar a Benedicto XVI.
En la televisión católica EWTN admitió: «Creo que iremos en esa dirección».
Quizá todo dependerá del tiempo que la Iglesia del Papa Francisco quiera dedicar al reconocimiento de la veneración del pontífice bávaro. Para Juan Pablo II las cosas fueron rápido, quizás demasiado. Tras el impacto emocional de esos funerales mundiales, fue Benedicto XVI quien autorizó acortar el proceso normalmente esperado, tanto que fue beatificado en 2011 solo seis años después de su muerte y santificado en 2014.
EL NUDO DE LOS TIEMPOS
Una velocidad que no todos quisieran repetir hoy en el Colegio Cardenalicio. Quienes fruncen el ceño señalan que sería mejor dejar pasar un tiempo más largo, para evitar que suceda lo que está aflorando sobre el pontificado de san Juan Pablo II. La referencia implícita se refiere a la cobertura de abusos y el manejo de casos anormales como el del padre Macial Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo, un criminal de origen mexicano que violó a decenas de menores de edad encomendadas a su cuidado. En Polonia, un periodista, Marcin Gutowski, a través de investigaciones demostró cómo Juan Pablo II era consciente de ese infierno aunque no creía en él.
El riesgo que podría surgir nuevamente para Ratzinger podría llevar al Papa Francisco a estancarse. Mientras tanto, el tribunal de Múnich ha confirmado desde Alemania que continuará el proceso para determinar si el entonces arzobispo estaba realmente al tanto de los movimientos de un sacerdote abusador en serie en la década de 1980. Reconocido canonista, Monseñor Giuseppe Sciacca estudió la cuestión de la infalibilidad papal llegando a la conclusión de que cuando un Papa proclama un nuevo santo, extendiendo su culto a toda la Iglesia, «no debe considerarse infalible según los criterios de infalibilidad que encontramos definidos en la constitución dogmática «Pastor aeternus del Concilio Vaticano I». Como si dijera que también es posible cometer algunos errores garrafales. A la espera de entender si el sentimiento popular contenido en la fórmula del «Santo Subito» para Ratzinger será aceptado por la Iglesia, el Vaticano se compromete a realizar un funeral impecable. Y en toda Alemania las campanas de todos los campanarios sonarán juntas: «Auf Wiedersehen, querido José».
por Franca Giansoldati.
Ciudad del Vaticano.
Miércoles 4 de enero de 2023.
