Vida de Benedicto XVI, “verdadero testimonio del amor a Dios”: Obispos de México

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Al conocerse la noticia dicha por el Papa Francisco acerca del estado y frágil salud del Papa emérito, la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de un comunicado, pidió a la Virgen de Guadalupe para sostener y dé consuelo al pontífice de 95 años, residente del monasterio Mater Ecclesiæ desde 2013.

En el escueto comunicado suscrito por Rogelio Cabrera López y Ramón Castro Castro, presidente y secretario de los obispos de México expresaron la “comunión de oraciones con su Santidad el Papa Francisco por la salud del Papa Emérito Benedicto XVI, que en las últimas horas se encuentra delicado y bajo supervisión médica”.

Los obispos expresaron que la vida de Benedicto XVI “es un verdadero testimonio de amor a Dios en el servicio a la Iglesia anunciando siempre el Evangelio con sencillez y humildad iluminando nuestros pasos hacia el encuentro con Jesucristo”

El 8 de febrero de 2022, la oficina de prensa de la  Santa Sede publicó una carta del Papa emérito a raíz de informe de abusos clericales en la arquidiócesis de Münich y Frisinga de la cual fue pastor de 1977 a 1982. Al final del texto, se describe una particular solicitud donde el emérito se ve en el final de la vida y presentarse ante el juez definitvo. En esa confianza, Benedicto XVI expresa la confianza en su condición de cristiano para atravesar la oscura puerta de la muerte para gozar al final de la amistad con el juez de la vida, el texto es el siguiente:

Muy pronto me presentaré ante al juez definitivo de mi vida. Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo cuando miro hacia atrás en mi larga vida, me siento sin embargo feliz porque creo firmemente que el Señor no sólo es el juez justo, sino también el amigo y el hermano que ya padeció Él mismo mis deficiencias y por eso, como juez, es también mi abogado (Paráclito). En vista de la hora del juicio, la gracia de ser cristiano se hace evidente para mí. Ser cristiano me da el conocimiento y, más aún, la amistad con el juez de mi vida y me permite atravesar con confianza la oscura puerta de la muerte. A este respecto, recuerdo constantemente lo que dice Juan al principio del Apocalipsis: ve al Hijo del Hombre en toda su grandeza y cae a sus pies como muerto. Pero el Señor, poniendo su mano derecha sobre él, le dice: «No temas: Soy yo…». (cf. Ap 1,12-17).

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