El Infierno en la Tierra: del Aborto al Infanticidio

José Arturo Quarracino
José Arturo Quarracino

Días pasados informamos sobre la locura aprobada por el Parlamento francés el 1 de agosto de legalizar al aborto hasta el 9º mes del embarazo, bajo el bizarro argumento de la “angustia psicosocial” que lo justificaría. Un argumento o justificación carente de todo rigor científico médico y jurídico, un invento absoluto.

Si bien suelen ser los sectores y grupos progresistas los promotores del infanticidio prenatal, la ley aprobada en el país galo ha sido impulsada por el presidente Emmanuel Macron, el representante de la Banca Rothschild británica en la política francesa.

Una muestra más del “matrimonio” de la oligarquía financiera internacional con las fuerzas progresistas seudo anticapitalistas, también internacionalistas.

Lamentablemente, esta locura asesina no es patrimonio exclusivo de Francia.

En Estados Unidos son 9 los Estados en los que ya está vigentes el “derecho” al aborto en cualquier momento del embarazo, hasta las horas previas al nacimiento. El último Estado en la lista en adherir a este infanticidio ha sido el de Illinois, donde el 12 de junio el gobernador Jay Robert Pritzker, demócrata, firmó la ley que permite el aborto sin ningún motivo en todo momento del embarazo. El día anterior el Estado de Vermont, gobernado por un republicano, se había “incorporado al club de los Estados federados estadounidenses que permiten matar a los niños en el seno materno hasta el momento del nacimiento.

Los otros Estados donde se ha legalizado el infanticidio prenatal son los de Alaska, Colorado, Nueva Hampshire, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York y Oregon, pero no Washington D.C., la capital que coincide administrativamente con el Distrito de Columbia.

La ley sobre el aborto hasta el nacimiento, promulgada el 22 de enero de este año en Nueva York por iniciativa del gobernador demócrata Andrew Cuomo, es la que ha expresado con toda brutalidad la justificación del asesinato: no sólo considera el aborto un derecho fundamental, sino que además desaparece como homicidio, porque esta figura penal se aplica a “la conducta que causa la muerte de una persona”, y persona se aplica a “todo ser humano que ha nacido y está vivo” (cf. https://legislation.nysenate.gov/pdf/bills/2019/s240).

Previamente, el Estado de Illinois ya había aprobado en junio de 2019 una ley en la que se declaró al aborto un “derecho fundamental” (como hizo después el Estado de Nueva York), asumiendo la definición dogmática promulgada en 1966 por John Davison Rockefeller III en la Declaración sobre Población, redactada por él y firmada por 30 líderes mundiales: “decidir el número y el espaciamiento de los hijos es un derecho humano básico”.

Pero según la definición oficial de la Organización Mundial de la Salud, el aborto es “la expulsión o extracción de su madre de un embrión o feto de menos de 500 gramos de peso, que se alcanza a las 22 semanas”, período en el cual la vida del feto es inviable fuera del seno materno.

Con la extensión del aborto hasta el 9º mes, la operación que se debe llevar a cabo es en realidad el adelantamiento del parto, porque es inviable el descuartizamiento del bebé en el útero y la posterior extracción de los restos. Pero para “respetar” que no se cumpla el nacimiento vivo, primero se mata al bebé y después, una vez asesinado, se lo extrae.

De este modo, no sólo el “Derecho” se pone al servicio del crimen, sino también la “Medicina”, que de arte de curar muta en arte al servicio del infanticidio. En realidad es la aplicación de la pena de muerte en forma aberrante a personas inocentes, y por simple voluntad de eliminarlas sin motivo alguno.  Lo cual significa en realidad el retroceso a las épocas más oscuras de la prehistoria humana, al “mundo” pre-cavernícola.

Y lo que sale a la luz y se muestra con toda claridad y evidencia es la degradación y bestialización de los promotores del aborto, que ya no se conforman con impedir que sean engendradas nuevas personas o eliminarlas en las primeras semanas de su existencia, sino que apuntan ahora a legalizar el asesinato directo de todo ser humano antes de que nazca, por simple deseo de eliminarlo. Es por eso es que se ha promovido la expulsión de Dios de la vida pública, para poder eliminar a quienes son “a su imagen y semejanza”. Y es por eso que también han tenido que erradicar la tradición humanista y cristiana de la cultura occidental, y poner como punto de partida los fundamentos de la Ilustración moderna: para instituir un sistema social, económico y político que no tenga a lo religioso-cultural como fundamento. Sacado Dios del mundo, se “puede” asesinar legalmente a las personas que lo habitan en el mundo o están en camino a la existencia.

 

 

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