Solo somos siervos

Pbro. Crispín Hernández Mateos
Pbro. Crispín Hernández Mateos

Las lecturas de este domingo nos hablan de la fe, como esa virtud que nos hace creer en Dios de manera total y única. La fe sin duda, nos hace creer en la Palabra de Dios, en su proyecto de vida y en la instauración del Reino de los Cielos. Pidamos a Dios que aumente esa fe. Veamos. 

SEÑOR « ¡AUMÉNTANOS LA FE!»

Los Apóstoles están convencidos que la fe es un don que viene de lo alto, por ello, recurren al Maestro y piden su intervención. La fe es un tesoro que fortalece a las personas, que nutre su proyecto de vida, que le sostiene en los momentos difíciles y que le hace permanecer de pie (sin caerse). La fe, la esperanza y la caridad son la estructura fundamental en la vida los seguidores de Jesús. Tener fe significa tener confianza, seguridad y certeza. La fe obra milagros y mueve montañas. La fe nos permite poseer ya desde ahora los bienes futuros y es garantía de conocimiento lo que no se ve (cf. Heb 11,1). Como discípulos del Señor, debemos creer totalmente en su Palabra, confiar en su proyecto de amor y esperar pacientemente el cumplimiento de sus promesas (cf. Lc 12,40). Además, la fe es un movimiento del corazón, que impulsa al creyente a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, por ello requiere: aceptación, decisión y entrega.

SI TUVIERAN FE COMO UN GRANITO DE MOSTAZA

De la fe, aunque sea pequeña, brotan fuerzas inimaginables, surgen pensamientos trascendentales e inspira acciones extraordinarias. Basta una mínima confianza en sí misma, para que la persona pueda encontrar lo que busca, alcanzar lo que persigue y realizar lo que desea. Jesucristo pide a sus discípulos que tengan fe, aunque sea pequeña, pero que sea fuerte y segura y así, lo que buscan, sucederá. A veces llegamos a pensar que porque algo es sencillo o simple, no producirá frutos o no será trascendental, pero hasta los detalles más pequeños de la vida cambian el destino de las personas. Aun cuando la fe es pequeña, ésta puede generar una actitud de confianza tan grande en la persona, que le hace capaz de vencer al enemigo, aunque éste sea gigante (David contra Goliat). Jesús dice que la fe mueve montañas, haciendo alusión a que si estás convencido de hacer algo grande, podrás hacerlo si te empeñas en ello con mucha confianza y seguridad. 

¡SÓLO HEMOS HECHO LO QUE TENIAMOS QUE HACER!

Jesús nos invita a servir, esa es una de las expresiones máximas de nuestra fe, porque, creer sin obrar no tiene sentido. La fe nos hace redireccionar la vida ordinaria en la práctica de unos servicios extraordinarios. Al final de todo, «una fe sin obras es una fe muerta» (St 2,26). Entonces, cuando hagamos algo por los demás, nos esperemos que nos agradezcan, porque no sólo de eso depende nuestro obrar, sino que ello es una manifestación de nuestra fe. Jesucristo, al terminar su obra de salvación dijo: «todo está cumplido» (Jn 19,30), aludiendo a que no había dejado nada por hacer, pero que, además de someterse a la voluntad de su Padre (cf. Jn 4,34), todo lo que hizo, lo hizo por amor. Así nosotros, cuando hayas hecho lo que nos tocaba hacer, digamos: solo somos siervos, «solo hemos hecho lo que teníamos que hacer.»

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