MENSAJE A LA COMUNIDAD
18 de septiembre de 2022
FESTEJEMOS LA GRANDEZA DE NUESTRA CIUDAD
Les quiero enviar un saludo desde la Capilla del Colegio Mexicano en Roma; les deseo que este domingo sea un día de alegría, un día de recordar al Señor Jesús que resucitó de entre los muertos.
Les comparto los siguientes pensamientos.
Después de celebrar con alegría y gratitud las fiestas por la independencia de nuestro país, llega el momento de recordar y festejar la fundación de nuestra querida ciudad. Fue el 20 de septiembre de 1596 cuando ocurrió la fundación definitiva de la capital de nuestro estado con el nombre de ciudad metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey a cargo de Don Diego de Montemayor.
Cuántos acontecimientos importantes se han vivido de ese momento, mismos que han dado paso a la gran metrópoli en la que vivimos, por lo que debemos tener una memoria agradecida por el esfuerzo de tantos y tantos ciudadanos y mujeres que han servido a nuestra ciudad.
Bien dicen que la grandeza de un pueblo, de una ciudad se fundamenta en sus habitantes, por lo que debemos reconocer que los regiomontanos tienen como sello característico el trabajo, la generosidad y la solidaridad, virtudes que destacan entre muchas otras que sería extenso enumerar.
Como Arzobispo de Monterrey soy testigo de la grande hospitalidad que he recibido desde el momento de mi llegada a servir a esta comunidad católica. Como miembros de esta sociedad, debemos seguir haciendo presentes los valores que han marcado a las familias y que manifiestan el no dejarse vencer por las adversidades que se han tenido que enfrentar a lo largo de los años.
En este momento debemos afrontar la escasez de agua y la crisis de violencia por la cual atraviesa nuestro país y nuestro estado; debemos realizar un trabajo conjunto con las autoridades para que disminuya la violencia y logremos vivir en paz y armonía.
Hagamos un esfuerzo en comunión participando todos en la denuncia de aquellos delitos que lastiman al pueblo; pidamos a Dios por nuestra ciudad, por todos sus habitantes y por nuestras autoridades para que puestos bajo el amparo de Nuestra Señora de Monterrey, cuya imagen se venera en el altar principal de nuestra Catedral, sigamos creciendo y desarrollándonos como una comunidad generosa que no cierra su corazón al progreso, sino que se compromete a cumplir con el anhelo de aquellos que la fundaron hace muchos años.
Por otra parte, deseo invitarles a que nos unamos a las actividades que la Pastoral Bíblica de nuestra Arquidiócesis está realizando en cada una de las parroquias con motivo de este mes de septiembre dedicado a la Palabra de Dios. Conocer la Sagrada Escritura y profundizar en su contenido y hacerla vida, será una fuente inagotable de bendiciones para todos.
Que Dios nos bendiga, y pidamos por todos, especialmente por los que viven en Monterrey. Que Dios les bendiga.
Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
