* Cualquiera que haya seguido la Cuarta Asamblea Sinodal alemana en los últimos días, se ha encontrado con un triste espectáculo.
El plan funcionó: con solo seis votos en contra y diez abstenciones, y los obispos, con una abrumadora mayoría de los demás miembros del sínodo, votaron a favor de la creación de un consejo sinodal . Aquellos que esperaban un final espantoso ahora esperan un horror sin fin: en el futuro, se puede ver regularmente cómo los obispos y los laicos fieles al Magisterio serán humillados, insultados, ridiculizados y presionados ante los ojos del público mundial.
La IV Asamblea sinodal, que se reunió en Frankfurt de jueves a sábado, ofreció un anticipo de ello. ¿Qué significa sinodalidad? «Estamos buscando«, fue la respuesta de Charlotte Kreuter-Kirchhof, presidenta del foro «Poder y separación de poderes«. La realidad apenas parecía una búsqueda de una unión empática.
La renovación de la ética sexual de la iglesia «derribada»
Los obispos, que se comportaron de acuerdo con los estatutos y tomaron la decisión de acuerdo con la enseñanza de la iglesia y su conciencia, fueron acusados de haber “derribado”, “ cobardemente del seto”, el jueves, el texto básico para la renovación de la ética sexual de la iglesia.
Fueron «abandonados por todos los buenos espíritus, tal vez también por Dios», dijo otro con la voz entre lágrimas. Los obispos, según los pro LGBT, serían «responsables de ello», según la formulación más popular. Los obispos fieles a la doctrina, de acuerdo a sus acusadores, tenían que ser «responsables» de todo lo posible: los miembros del sínodo que dejaron la asamblea llorando y su «alta carga psicológica», innumerables personas que abandonan la iglesia, la pérdida total de importancia de la iglesia, la división de los fieles y sí, también los homosexuales que, según ellos, estaban en el mundo atormentados y perseguidos.
Porque según los sindalistas, rechazar los actos homosexuales significa «discriminación» y «la discriminación mata» porque «la doctrina justifica la violencia». Ella es «misantrópica». Así las cosas, de acuerdo con esta versión, los obispos a los que les hubiera gustado defender la imagen cristiana del hombre, se les permitió sacar de ellos mismos la siguiente conclusión: son personalmente responsables de los asesinatos y suicidios de personas LGBTIQ*. Acusados de producir un baño de sangre que provocan con su actitud de bloqueo. Cualquiera que no lo haya escuchado con sus propios oídos difícilmente lo creerá.
Deben escuchar a su conciencia.
Finalmente deberían escuchar a su conciencia, se les dice. Por lo que queda claro en qué marco han de moverse los legítimos impulsos de la conciencia. Un obispo que declaró haber prometido en su ordenación transmitir la fe en su forma más pura e íntegra, se ve así acorralado como por regímenes totalitarios. La acusación tácita del abuso de poder episcopal se endurece a una presión casi perceptible físicamente. Una atmósfera sutilmente construida a lo largo del viernes, que en su totalidad finalmente solo permite una conclusión: si el sínodo recalcitrante es amortiguado entre los obispos una vez más, al oponerse al voto de la mayoría, entonces habrá que acusar a dichos obispos de ser responsables de todo el sufrimiento en el mundo, dentro y fuera de la iglesia. La votación nominal entonces tenía que ser fácil de entender y poner a prueba incluso a los más firmes. Así las cosas, entonces no es de extrañar que este sábado a ninguno de los siguientes textos se le negara la necesaria mayoría episcopal.
Por cierto, la moderación de Katharina «BDKJ» Norpoth el sábado por la mañana dio una idea de cómo se verá la iglesia cuando más mujeres pronto tengan más poder en la iglesia. Ningún obispo debería siquiera comenzar a permitirse tanto autoritarismo helado. Los sinodales que cortésmente buscan asegurar una votación secreta como un refugio seguro para una decisión concienzuda, han tenido que dejar que su director se deslice sobre ellos como escolares. Mujeres y hombres: al menos había igualdad de género.
Varios obispos anuncian ir solos
Los esfuerzos en solitario que se han anunciado muestran cuán lejos está la sinodalidad de quienes lo usan más a menudo. Los obispos de Limburg, Bätzing y Dresden-Meißen, Timmerevers, ya han anunciado que seguirán trabajando en su diócesis con el texto básico rechazado sobre la ética sexual renovada. Uno de esos obispos que, por ejemplo, votó en contra del texto sobre la “reevaluación doctoral de la homosexualidad”, debería atreverse a hacerlo. Probablemente habría sido desgarrado verbalmente en millones de pedazos en el acto.
La percepción selectiva de la mayoría sinodal en relación con la sinodalidad difícilmente puede explicarse de otra manera que no sea con una catarata causada en gran medida por la ideología. ¿De qué otra manera puede ser que los criterios de sinodalidad deseados por el Santo Padre ni siquiera sean rechazados, sino que simplemente sean completamente ignorados y pasados por alto? Uno de los obispos minoritarios preguntó al grupo si todavía había espacio para su puesto en la asamblea sinodal o si a algunos les gustaría que personas como él se mantuvieran alejadas del evento. Nadie consideró necesario asegurarle que era bienvenido.
«¿Encontraremos respuestas a estos nuevos desafíos en el consenso más amplio posible, o solo hay un camino en el que todo se sostiene y se cae?», fue la pregunta crucial. La retórica de la capacidad sinodal de aprender ha sido desenmascarada sin cesar. La sinodalidad alemana ha encontrado su forma: solo hay un camino, que con la apisonadora corta una amplia franja en el paisaje católico. EL Camino Sinodal.
Por Franziska Harter.
FRANKFURT, ALEMANIA.
SÁBADO 10 DE SEPTIEMBRE DE 2022.
DIE TAGESPOST.
