Saberes y sabores: Nicaragua, tierra de mares y volcanes

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En la actualidad, hay aproximadamente 6,702,379 nicaragüenses, de los cuales, más de la mitad vive por debajo del nivel de pobreza, preocupados por sobrevivir como puedan. Nicaragua, uno de los países más pobres del continente, se encuentra en total riesgo de aumentar el índice de represión, ello, aunado a más desempleo, más migración, más criminalidad, más zozobra, más odio y más miedo.

A lo largo de la historia se ha visto cómo el hombre anhela el poder; éste es atraído por el poder porque desea ejercerlo, pero al mismo tiempo suele rechazarlo cuando se ejecuta por otros sobre él, por ello, todos, en mayor o menor escala, lo desean.

El poder existe en todos los ámbitos de la vida y no hay nadie fuera de su alcance, es decir, que por la propia naturaleza, el poder alimenta la vanidad con la ambición de sus pasiones, por ello, el ego subsiste con el reconocimiento de los otros, que no hacen más que alardear. 

Debemos también reconocer que estos deseos personales y mal encausados, hasta el grado de llegar a la tiranía, surgen en el pensamiento, pero son también la principal causa del sufrimiento de quienes extralimitan el deseo del poder.

Según Maquiavelo, con respecto de la idea sobre “el mantenimiento del poder”, se debe tomar en cuenta su cuidado, así como la conservación del poder político y el control de las propias estructuras que permiten mantener el orden y el control del estado, a costa de lo que sea. Cualquier coincidencia con nuestro país es mera “coincidencia”.

José Daniel Ortega ha pasado de ser dirigente del partido a actual presidente y de este cargo a dictador; por ello, desde mi percepción, ha caído precisamente en el extremo del poder.

Cuando los intelectuales del país, los emprendedores, empresarios, comunicadores, periodistas, en fin, hombres de buena voluntad, que trabajan por el bien de la patria, abandonan sus tierras, la nación queda al descubierto y a merced de la tiranía del poder de quien gobierna, porque los habitantes que han decidido quedarse para defender su patria, en Nicaragua, hoy están en las cárceles. Así mismo, los líderes espirituales, los sacerdotes, también han sido víctimas al encontrarse en desventaja por audacia y mesura, motivo por el cual algunos han sido sitiados; ejemplo de ello, es el caso del Sr. Obispo Rolando Álvarez, pues hoy en la madrugada entraron los policías a la curia con uso de violencia y fue secuestrado. No se ha sabido nada sobre su paradero.

Nicaragua se destaca por haberle dado a la cultura hispanoamericana uno de los grandes de la poesía, Rubén Darío, conocido como el príncipe de la poesía hispanoamericana.

Juventud, divino tesoro   

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé…
y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe…

(Fragmento)

¡La fe en Nicaragua está puesta a prueba! 

La juventud, los jóvenes, son uno de los tesoros más preciadas que un pueblo puede llegar tener; mucho se ha dicho sobre ellos, pero hoy los jóvenes, niños, familias, el pueblo en general, ¡todos nosotros!, debemos tener en claro en nuestro país, México, los derechos que poseemos: toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, ya sea individual o colectivamente, tanto en público como en privado, porque “cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar”.

Rubén Darío, un grande de la poesía, escritor e intelectual en su época, viajó por varios países y fue poco el tiempo de su estadía en su tierra natal. Los intelectuales debemos hacer la obra política fuera del parlamento y pedirles a los políticos, dueños del poder, que nos escuchen y nos lean con atención; no se trata de luchas pasionales incapaces para el cultivo sereno y desinteresado de puestos políticos, sino de buscar la verdad por la verdad misma, independientemente de los afectos partidistas. La función es mirar hacia arriba y hacia lo universal.

No debemos olvidar que el intelectual no es el altoparlante de nadie; su rol se basa en la creación autónoma de las ideas, no en la búsqueda del poder.

RUAN ÁNGEL BADILLO LAGOS.

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