John Wester, de 71 años, arzobispo de Santa Fe (Nuevo México), escribe el 31 de julio en el outlet homosexual Outreach.faith que los hijos [subrogados o adoptados] de homosexuales deberían ser bautizados, aunque se los eduque en la ideología homosexualista y no en la fe cristiana.
Dejando a un lado la fe, Wester describe la actitud de la Iglesia como “hospitalidad”, “apertura” y “bienvenida”, lo que sería una descripción adecuada para una casa de placer. No convertir a la Iglesia en una institución de este tipo y no bautizar con independencia de la fe no sería para él una actitud “abierta” e incluso sería “perturbadora”.
El truco de Wester funciona como sigue: Primero caricaturiza el matrimonio como “la familia ideal” [que nunca fue ni será]. Luego utiliza este ideal irreal para pedir comprensión con las familias disfuncionales y el divorcio, olvidando su “familia ideal”.
Él sabe que a las uniones homosexuales se les niega el Bautismo, porque no pueden educar a su hijo en la fe católica. Por un lado, no está de acuerdo con esta explicación, por otro lado, admite que los concubinos homosexuales “no pueden estar a la altura de la comprensión del matrimonio pretendido por Dios».
Su solución: insiste en el bautismo del niño y no en la voluntad de los padres de seguir “todas” las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio. Se le escapa que los sacramentos sin fe son una forma de superstición.
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