El embarazo de la pequeña fue descubierto en el municipio de São Mateus a comienzos de este mes, luego de haber sido llevada al hospital por dolores abdominales. El examen constató el embarazo de la niña que sufría el abuso de su tío desde los 6 años.
El 14 de agosto, un juzgado del estado de Espíritu Santo, por medio de la rama de Infancia y Juventud de São Mateus, autorizó el aborto. La decisión fue del juez Antônio Moreira Fernandes, atendiendo un pedido del Ministerio Público de Espírito Santo.
En un primer centro de salud, el Hospital das Clínicas, en Vitória (Espíritu Santo), los médicos rechazaron hacer el aborto porque «la edad gestacional no estaba amparada en la legislación».
La niña fue llevada entonces al Centro Integrado de Saúde Amaury de Medeiro (CISAM-UPE), en Recife, estado de Pernambuco, donde finalmente se realizó el aborto.
En un comunicado, el presidente de la Comisión Episcopal por la Vida y la Familia de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), Mons. Ricardo Hoepers, cuestionó la decisión de practicar el aborto en la niña y dijo que «es una historia que necesita ser aclarada».
El Prelado cuestionó la decisión de realizar el aborto, cuando «tenían apoyo profesional a favor de las dos vidas, tenían un hospital dispuesto a cuidarla hasta el final del embarazo, tenían todas las condiciones para salvar ambas vidas».
«De repente, un traslado, de un estado a otro, y toda una movilización para que se realice el aborto. En manos de quién cayó la tutela de esta chica, ¿quién decidió todo por ella?»,
preguntó.
Mons. Hoepers señaló que «fueron muchos los involucrados, pero el silencio y la omisión de los órganos institucionales que tienen la prerrogativa de defender la vida, se entregaron a las maniobras de quienes defienden la muerte de inocentes».
Además, destacó que el «Ministerio Público de Espírito Santo, el Consejo de Tutela, las Secretarías de Salud Municipal de Vitória y Recife y las Secretarías de Salud del Estado de Espírito Santo y Pernambuco tienen muchas explicaciones para dar a la sociedad brasileña».
«¿Por qué se rechazó un informe técnico y el apoyo de los profesionales?, lo que obligó al hospital a dar de alta y trasladar repentinamente a la niña a un hospital de otro estado. Claramente hay un abuso de poder que merece ser investigado»,
indicó.
El prelado dijo que es infame y horrendo el dolor que causa la violación y el abuso sexual, «pero la muerte de un ser inocente e indefenso por el aborto es igual de terrible. Ambos son delitos».
«Hoy hago una oración por todos los niños que quisieran nacer, jugar, llorar y vivir, ¡pero fueron asesinados antes de nacer! Esperamos explicaciones y respuestas sobre este caso»,
añadió.
El Obispo de São Mateus, ciudad natal de la niña, Mons. Paulo Bosi Dal’Bó, informó en un comunicado que, desde que tuvo conocimiento del caso, la diócesis ha realizado «todos los esfuerzos necesarios, por medios legales, para intentar ayudar de la mejor manera posible y encontrar una solución en la que se preserve las dos vidas».
«Un equipo de profesionales (de los estados de São Paulo y Espírito Santo) luego de un fructífero encuentro con el obispo y un sacerdote (profesor de Teología Moral), presentaron al Foro Municipal un trabajo en el que ofrecieron una estructura hospitalaria y asistencial, capaz de responder con profesionalismo, ética y humanismo a las necesidades de este caso en concreto», agregó.
Mons. Bosi Dal’Bó señaló que se visitó a la familia de la niña para «conocer todas las posibilidades de ayuda que son tan necesarias en este momento» y lamentó la noticia de la realización del aborto.
Subrayó que «la protección de la vida humana, desde la concepción, no excluye en modo alguno una actitud de compasión, misericordia y protección hacia el drama de la niña violada. Pero humanamente hablando, no se puede reparar el mal con otro mal».
«Unámonos en oración y pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine, así como a todos los que tenemos responsabilidades en la defensa de la vida en este momento»,
instó.
Con información de InfoCatólica/Aciprensa