El mes de agosto tiene un especial número de celebraciones que nos invitan, principalmente, a agradecer a Dios sus bendiciones en los diversos momentos de nuestra vida cristiana.
Celebramos a los hermanos mayores. Gran parte de nuestro presbiterio ha sido ordenado en torno a la solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los cielos (15 de agosto). Recibimos a los nuevos alumnos de nuestro Seminario. Se marca el inicio del ciclo escolar en las escuelas y universidades del País. Celebramos el día internacional de la juventud (12 de agosto).
De manera especial, como Iglesia, celebramos el día de la Juventud Católica Mexicana el domingo siguiente al 12 de agosto.
Este día, la Iglesia de México reconoce el valor de los adolescentes y jóvenes quienes, con sus inquietudes, su fuerza dinamizadora, su espíritu de lucha y su protagonismo evangélico, nos invitan a renovar nuestro compromiso para seguir construyendo la civilización del amor.
Les animo para que durante este día, particularmente en la Eucaristía, hagamos un momento de oración y reflexión, abiertos al Espíritu Santo, para que nos muestre el camino que debemos seguir en el acompañamiento y orientación de nuestros adolescentes y jóvenes, en la realización de su vida.
No permitamos que la indiferencia, la superficialidad, entre otras situaciones adversas, que domina al mundo de hoy, esclavicen a nuestra juventud. Estemos cercanos a ellos para escucharlos, comprenderlos y orientarlos, no solo les señalemos sus errores, ayudémosles a aprender de ellos y salir adelante, como muchos de nosotros lo hicimos en nuestra juventud.
Y así como importante acompañar a los jóvenes, no debemos olvidar que también los más pequeños nos necesitan.
Durante este tiempo de pandemia, muchas cosas han cambiado, particularmente en la forma de recibir las enseñanzas en la escuela y en el catecismo de las parroquias.
Al respecto, los padres de familia me han preguntado sobre el nuevo ciclo del catecismo, qué ordinariamente inicia en septiembre. Quiero pedirles un poco de paciencia, por el momento no es posible realizarlo de forma presencial. Algunas parroquias cuentan con la posibilidad de hacerlo de forma virtual, otras están en camino de hacerlo.
Agradezco y felicito a todos los catequistas de la Arquidiócesis por su empeño y gran dedicación para seguir transmitiendo la fe a los más pequeños, a pesar de las limitaciones de este tiempo. Les invito a continuar su labor catequética en comunión con su párroco. En los próximos días, les compartiré las líneas a seguir para el nuevo ciclo de catequesis.
Aprovecho la ocasión para agradecer también al P. Marco Polo Ríos su trabajo al frente del Secretariado de Catequesis de la Arquidiócesis, el cual ha desempeñado por 10 años. Ahora le he pedido al P. Juan José Martínez Segovia, que sea quien continue los trabajos del Secretariado como nuevo director de catequesis en la Arquidiócesis.
Recordemos que la evangelización y la catequesis en la Iglesia es responsabilidad de todos. No dejemos solos a los catequistas, busquemos integrarnos, desde nuestra vocación específica, a esta importante labor que nos ha encomendano nuestro Señor antes de subir a los cielos.
+ Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
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