Campeche. Editorial: La justicia politizada

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Como en el comercial que pasan por televisión, donde el actor Raúl “El Negro” Araiza promociona una sartén en la que brincan los huevos con sólo un soplido, así brincó de inmediato el expresidente Felipe Calderón y a la sola mención por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que en el sexenio del panista México vivió un narco-estado, Calderón le reviró en las redes sociales.

Más tardó López Obrador en hacer la acusación mañanera, que Calderón Hinojosa en arremeter contra “las ocurrencias” de la cabeza de la 4T. Obviamente, el panista -hoy líder de la asociación México Libre- se asumió como un perseguido político, para rematar diciendo que él nunca visitó ni saludó de mano a la mamá de El Chapo Guzmán, ni liberó a delincuentes ya en manos de la justicia bajo orden de aprehensión (remember el culiacanazo).

AMLO movió el avispero todavía más, al mostrar un total desconocimiento de las leyes y manifestar que Calderón podría enfrentar la justicia si el pueblo lo pide en una consulta pública. Y vino la cátedra de derecho constitucional por parte del expresidente, quien acusó que López Obrador habla por hablar, pues hasta el día de hoy en México no se puede juzgar a nadie sin pruebas, que no basta una consulta pública, sino el sustento de lo que se dice.

El ex mandatario, quien ha demostrado que él solo puede rascarse y no necesita de nadie que lo defienda -por aquello de las dudas y las malas interpretaciones-, demandó no politizar la justicia y actuar con verdadera responsabilidad, no seguir confrontando al país, y que AMLO se busque mejores asesores “para evitar salir a decir tantas barbaridades en un afán de hacer proselitismo en favor de MORENA”. Vaya que brincaron los huevos en la sartén.

Muchas cosas ocurrieron políticamente en la semana que termina. Por ejemplo, el miércoles 13 se ajustó el primer aniversario de Rosario Robles tras las rejas, en lo que se ha dicho es una prisión preventiva ilegal. Sin embargo, el titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Alejandro Gertz Manero, en una primitiva defensa sobre el actuar de la justicia mexicana en esta administración, salió a decir más barbaridades.

Por ejemplo, al referirse sobre el trato privilegiado que recibe el ex director general de Pemex, Emilio Lozoya, en contraparte a como enfrenta su proceso Rosario Robles, se atrevió a manifestar que el primero no ha pisado la cárcel en virtud a su compromiso de colaborar con la autoridad y denunciar (¿cantar?) todo lo que sabe; mientras que “Rosario Robles se ha negado a colaborar”. Vaya, una justicia por componendas.

Y ni qué decir del culebrón protagonizado por el propio Emilio “L”. Éste ya abrió la boca y soltó la primera acusación en contra de Peña Nieto y Luis Videgaray. Aunque el fiscal Gertz Manero no se atrevió a nombrarlos al informar sobre el caso. Solamente dijo que Lozoya fue “presionado por parte del entonces candidato a la Presidencia y el que sería después su secretario de Hacienda”, quienes ya en el poder siguieron manipulando la débil conciencia del extraditado de España a un hospital de lujo en la ciudad de México. Y López Obrador insistió con sus ocurrencias, al reiterar al día siguiente -sin red de protección y sin cubrebocas- que tanto Peña Nieto como Calderón Hinojosa podrán ser juzgados si el pueblo lo pide en una consulta pública. ¿Y Lozoya?, tanto peca el que mata la vaca como el que le jala la pata, pero no se aprende.

Pobre México, seguirás sangrando por tantas heridas.

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