“Deseo que sean jóvenes generadores, capaces de generar nuevas ideas, nuevas visiones del mundo, de la economía, de la política, de la convivencia social; pero no sólo nuevas ideas, sino sobre todo nuevos caminos, para recorrerlos juntos”, lo escribe el Papa Francisco en su mensaje a los jóvenes participantes en la “EU Youth Conference”, reunidos en Praga del 11 al 13 de julio de 2022. A quienes desea también que, “¡puedan ser generosos al generar nuevas vidas, siempre y sólo por amor! Amor a su esposo y a su esposa, amor a su familia, amor a sus hijos, y también amor a Europa, para que sea para todos, una tierra de paz, de libertad y de dignidad”.
Al dirigirse a participantes en la Conferencia Europea de la Juventud, el Santo Padre invitó a los jóvenes a transformar el “viejo continente” en un “nuevo continente”, y esto, dijo, sólo es posible con ustedes. “Sé que su generación tiene algunas buenas cartas que jugar: son jóvenes atentos, menos ideologizados, acostumbrados a estudiar en otros países europeos, abiertos a las experiencias de voluntariado, sensibles a las cuestiones medioambientales. Por eso siento que hay esperanza”. En este sentido, el Pontífice les dijo que, tienen una misión importante: “si en el pasado sus ancestros viajaron a otros continentes, no siempre por intereses nobles, ahora les toca a ustedes presentar al mundo una nueva cara de Europa”.
Por ello, el Papa Francisco quiso recordar el origen del nombre “Europa”, a pesar de que no hay explicaciones seguras. Entre las diversas hipótesis, una es particularmente sugestiva, afirmó el Pontífice y se remonta a la expresión “eurús op”, es decir, “ojo grande”, “mirada amplia”, que evoca la capacidad de mirar más allá. Europa, también recordó el Papa, era una figura mitológica que había hecho que los dioses se enamoraran de ella, era llamada “la doncella de los ojos grandes”. Así que también pienso en ustedes, jóvenes europeos, como personas con una mirada amplia y abierta, capaces de ver más allá.
Para poder “ver más allá”, según el Papa Francisco, es necesario “de una alianza entre educadores de todo el mundo para educar a las jóvenes generaciones en la fraternidad”. Esta es la iniciativa denominada Pacto Educativo Global, lanzada en septiembre de 2019. “Uno de los primeros compromisos del Pacto Educativo – indicó el Santo Padre – es el de escuchar a los niños, adolescentes y jóvenes. Por eso, queridos jóvenes, ¡hagan que se oiga su voz! Si no los escuchan, griten aún más fuerte, hagan ruido, tienen todo el derecho a opinar sobre lo que concierne a su futuro”. Los animo a ser emprendedores, creativos y críticos. Ya saben que cuando un profesor tiene en su clase alumnos exigentes, críticos y atentos, se ve estimulado a trabajar más y a preparar mejor las lecciones.
El Santo Padre además indicó a los jóvenes que, entre las diversas propuestas del Pacto Educativo Global, hay dos que también están presentes en la Conferencia. La primera es “Abrirse a la acogida”, y de ahí el valor de la inclusión; no dejarse arrastrar por ideologías miopes que quieren mostraros al otro, al que es diferente, como un enemigo. El otro es una riqueza. “La experiencia de millones de estudiantes europeos que han participado en el Proyecto Erasmus atestigua que los encuentros entre personas de diferentes pueblos ayudan a abrir los ojos, la mente y el corazón”. No olvidemos que en el pasado – señaló el Papa – millones de europeos tuvieron que emigrar a otros continentes en busca de un futuro. Yo también soy hijo de italianos que emigraron a Argentina.
El Papa Francisco también animó a los jóvenes a que su mayor aspiración, no sea entrar en entornos educativos de élite, donde sólo pueden acceder los que tienen mucho dinero. “Más bien hay que valorar aquellas realidades que combinan la calidad educativa con el servicio a los demás, sabiendo que la finalidad de la educación es el crecimiento de la persona orientado al bien común”. Son estas experiencias de solidaridad – puntualizó el Papa – las que cambiarán el mundo, no las experiencias “exclusivas” (y excluyentes) de las escuelas de élite. Excelencia sí, pero para todos, no sólo para algunos. En este sentido, el Pontífice los invitó a leer la Encíclica Fratelli tutti y el Documento sobre la Fraternidad humana firmado junto al Gran Imán de Al-Azhar.
La otra propuesta que el Santo Padre mencionó se refiere al cuidado de la casa común. “También en este caso me alegró comprobar que, mientras las generaciones anteriores hablaban mucho y concluían poco, ustedes, en cambio, son capaces de tomar iniciativas concretas. Por eso digo que este momento puede ser el adecuado. Si no consiguen darle la vuelta a esta tendencia autodestructiva, será difícil que otros lo hagan en el futuro”. No se dejen seducir por las sirenas que proponen una vida de lujo reservada a una pequeña porción del mundo, ojalá que tengáis “ojos grandes” para ver al resto de la humanidad en su conjunto, que no se reduce a la pequeña Europa; que aspiren a una vida digna y sobria, sin lujos ni derroches, para que todos puedan habitar el mundo con dignidad. Sobre este tema el Papa también les sugirió leer la Encíclica Laudato si’, donde creyentes y no creyentes encuentran sólidas motivaciones para comprometerse en favor de una ecología integral.
Dirigiendo su mirada a Ucrania, donde se libra una guerra absurda, el Santo Padre dijo que ante los numerosos conflictos que tienen lugar en diferentes regiones del mundo, se hace más urgente un Pacto Educativo que eduque a todos en la fraternidad. “La idea de una Europa unida surgió de un fuerte anhelo de paz después de muchas guerras libradas en el continente, y condujo a un período de setenta años de paz. Ahora debemos comprometernos todos para poner fin a estos estragos de la guerra, donde, como siempre, unos pocos poderosos deciden y envían a miles de jóvenes a luchar y morir”. Alguien dijo que, si el mundo estuviera gobernado por mujeres, no habría tantas guerras, porque quienes tienen la misión de dar la vida no pueden tomar decisiones de muerte. Del mismo modo, me gusta pensar que, si el mundo estuviera gobernado por los jóvenes, no habría tantas guerras; los que tienen toda la vida por delante no quieren romperla y tirarla, sino que quieren vivirla plenamente.
Finalmente, el Papa Francisco les propuso la vida de dos jóvenes “de ojos grandes” que fueron asesinados porque permanecieron fieles a los ideales de su fe hasta el final. Uno de ellos fue un joven objetor, un joven europeo de “ojos grandes”, que luchó contra el nazismo durante la segunda guerra mundial, Franz Jägerstätter, proclamado beato por el Papa Benedicto XVI. Franz era un joven campesino austríaco que, debido a su fe católica, hizo una objeción de conciencia al mandato de jurar lealtad a Hitler y de ir a la guerra. Cuando lo llamaron a las armas se negó, porque consideraba injusto matar vidas inocentes. A pesar de los intentos de persuasión y de las torturas, Franz prefirió ser asesinado que matar. Consideraba la guerra totalmente injustificada. Si todos los jóvenes llamados a las armas hubieran hecho lo mismo que él, Hitler no habría podido realizar sus diabólicos planes. El mal necesita cómplices para ganar. Franz Jägerstätter fue asesinado en la prisión en la que también estaba encarcelado su compañero Dietrich Bonhoeffer, un joven teólogo luterano alemán y antinazi, que también tuvo el mismo trágico final.
El Papa Francisco concluyó su mensaje invitando a los jóvenes europeos a mirar más allá, hacia arriba, a buscar siempre el sentido de su vida, su origen, su fin, la Verdad, porque si no se busca la Verdad no se puede vivir. “Caminen con los pies bien puestos en la tierra, pero con la mirada amplia, abierta al horizonte, al cielo”. La lectura de la Exhortación apostólica Christus vivit, dirigida especialmente a los jóvenes, los ayudará en esto. Además, los invito a todos a la Jornada Mundial de la Juventud del año que viene en Lisboa, donde podrán compartir sus sueños más bonitos con jóvenes de todo el mundo.
Renato Martinez
Ciudad del Vaticano