¿Por qué las prohibiciones y restricciones del Vaticano siempre van en la misma dirección? Impunidad a Alemania y al jesuita James Martin

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Estamos a las puertas de que se cumpla el primer año de la entrada en vigor del Motu Proprio Traditionis Custodes.

Con esa decisión el Papa Francisco impuso más restricciones a la celebración anterior a la reforma conciliar, que liberalizara en 2007 Benedicto XVI. “Los libros litúrgicos promulgados por San Pablo VI y San Juan Pablo II, de conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la expresión única de la lex orandi del Rito Romano”, escribió el Papa.

Durante estos meses, los obispos han sido los encargados y responsables de admitir o no la celebración de la Misa según el rito Tradicional.

Centrándonos en lo que llevamos de este año, cabe destacar dos decisiones más bien poco sinodales dictadas desde Roma: la suspensión de las ordenaciones en la diócesis de Toulon y la destitución el obispo de Arecibo, Monseñor Daniel Fernández.

 

Caso de las ordenaciones de Toulon

 

Hace escasos días, el obispo de la diócesis, Monseñor Dominique Rey, tuvo que comunicar a sus seminaristas que no iban a ser ordenados a final del mes de junio tal y como estaba previsto.

La única información oficial al respecto fue el comunicado del propio obispo que publicó la diócesis francesa. Ni una palabra al respecto desde Roma.

¿El motivo? Todo apunta a que la causa sería que se trata de un seminario «demasiado tradicional». Monseñor Rey ha sido siempre un fervoroso defensor de la liturgia tradicional.

Según ha podido saber Infovaticana, desde hace tiempo las relaciones entre Monseñor Rey y Roma eran delicadas, porque su seminario es demasiado tradicional (tiene vocaciones) y porque él ha recibido a muchas comunidades (demasiadas a juicio de Roma), sin contar su simpatía por la misa tradicional.

Resulta llamativo que en un momento como este, donde tanto énfasis se pone en la transparencia, no se de una información real, objetiva y verídica sobre el motivo real de la suspensión de las ordenaciones. Si Roma calla, es cuando se da lugar a las especulaciones de todo tipo.

Cese del obispo de Arecibo por «falta de comunión»

 

Otro caso que ha dado lugar a numerosas especulaciones y del cual tampoco se dio ningún motivo aparente desde la Santa Sede, fue la destitución el pasado mes de marzo de Monseñor Daniel Fernández, obispo de Arecibo, en Puerto Rico.

«El Santo Padre relevó a SE Mons. Daniel Fernández Torres del cuidado pastoral de la Diócesis de Arecibo (Puerto Rico) y nombró Administrador Apostólico ad nutum Sanctae Sedis de la misma Diócesis a SE Mons. Álvaro Corrada del Río, SI, Obispo Emérito de Mayagüez», fue lo único que publicó el Vaticano al respecto. Un cese en toda regla ya que el obispo todavía no había cumplido la edad de 75 años con la cual ha de presentar la renuncia.

En ese momento, la noticia tuvo también un alcance internacional. Se acusó al obispo de ser «antivacunas», por defender una nota doctrinal publicada por la Santa Sede sobre la objeción de conciencia a decidir libremente sobre si vacunarse o no. Otro de los motivos que apuntaron como motivo de su destitución fue la falta de comunión con el resto de obispos del país.

Monseñor Daniel Fernández hizo público un comunicado,  en referencia a sus destitución, donde desvelaba que se trataba de «una decisión que no puedo explicarme yo mismo, aunque la acepte con la paciencia de Cristo por el bien de la Iglesia».

El entonces obispo de Arecibo, escribió que se sentía «bienaventurado por sufrir persecución y calumnia por anunciar la verdad de la dignidad del hombre en unas circunstancias como las actuales».

Además, Monseñor Fernández lamentó que «en la Iglesia donde se predica tanto la misericordia, en la práctica algunos carezcan de un mínimo sentido de la justicia. A mí no se me ha hecho ningún proceso, ni se me ha acusado formalmente de nada y sencillamente un día el Delegado Apostólico me comunica verbalmente que de Roma se me pedía la renuncia».

A día de hoy, Daniel Fernández «permanece en oración sin hacer ruido ni declaraciones públicas por el bien de la Iglesia», afirman fuentes próximas al obispo a Infovaticana.

 

Impunidad para los alemanes y James Martin

 

En los casos narrados anteriormente, no había herejías, ni cismas ni proclamas contrarias a la moral, doctrina y fe católica, mas bien al contrario.

Es aquí cuando más de uno puede sentirse desnortado al ver la contundencia con la que se trata a unos y la benevolencia con la que se trata precisamente a los que se saltan las reglas y rompen la comunión dentro de la Iglesia.

A lo largo de este año, hemos escuchado en numerosas ocasiones a los pesos pesados de la jerarquía eclesial alemana, como son el cardenal Marx y el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, defender la ordenación de las mujeres, plantear la reforma del catecismo en cuanto a la homosexualidad, celebrar misas «queer»,  pedir que se casen los curas o permitir la bendición de parejas homosexuales a pesar de la negativa expresa de Roma a «bendecir el pecado».

A pesar de todo este cúmulo de situaciones que provocan un grave escándalo dentro de la Iglesia, desde Roma no han llegado los ceses, mas bien a la inversa. El año pasado el cardenal Marx presentó su renuncia al Papa Francisco quien no se la aceptó.

Algo similar ocurre con el sacerdote jesuita estadounidense quien parece que de lo único que sabe hablar es de homosexualidad. Recientemente, Martin afirmó que los católicos pueden celebrar tranquilamente el «orgullo gay».

James Martin es archiconocido por defender en redes sociales posturas pro LGTB dentro de la Iglesia católica, en donde hace un llamado a cambiar el catecismo. Predica sin ningún pudor sus mensajes erráticos y que nada tienen que ver con la doctrina católica sin que nadie le pare los pies. Parece gozar de total impunidad.

 

Infovaticana.

Miércoles 15 de diiembte de 2022.

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