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En la rueda de prensa de presentación del Encuentro Mundial de las Familias (Roma, 22-26 de junio), se utilizó el concepto de «familia Amoris Laetitia» frente a la familia natural, para abrirse a la aceptación de cualquier forma de unión, homosexual en la cabeza
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Es una ruptura decisiva con respecto a lo que siempre ha sido la enseñanza de la Iglesia.
¿Cuál es la diferencia entre la familia y la “familia Amoris Laetitia”? Hasta ahora se había pensado ingenuamente que el Año de la Familia Amoris Laetitia , querido por el Papa Francisco, era sólo una forma de abordar los problemas de la familia a la luz de la exhortación postsinodal que insiste en la necesidad de la precedencia pastoral. Pero la rueda de prensa del 31 de mayo, organizada por la Santa Sede para presentar el X Encuentro Mundial de las Familias que tendrá lugar en Roma del 22 al 26 de junio próximo y que clausurará también el Año de la Familia Amoris Laetitia , en cambio ha hecho claro que estamos ante un intento de reescribir el concepto mismo de familia.
La pregunta se hizo evidente en la respuesta que la profesora Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, le dio al periodista Giuseppe Rusconi (rossoporpora.org), quien preguntó si este encuentro estará dedicado al «Amor es amor»», si se acepta el término «familias arcoíris», si se verán banderas LGBT y si «esos «arcoíris» son familias, en tu opinión, o son agregaciones de otro tipo» ( aquí puedes ver el video, minuto 56:50). La pregunta no era descabellada, dado lo que está sucediendo en la Iglesia (véanse las afirmaciones del Sínodo alemán , las ambigüedades del Sínodo sobre la sinodalidad y el nuevo nombramiento como cardenal del obispo de San Diego, California, Robert W. McElroy, partidario abierto de la causa LGBT en la Iglesia) y lo ocurrido en el anterior Encuentro Mundial de las Familias en Dublín (2018), cuando también apareció entre los ponentes el padre jesuita estadounidense James Martin para explicar cómo debe hacer la Iglesia para acoger a las personas LGBT gente.
Bueno, el profesor Gambino no quería responder las preguntas directamente, pero sus palabras siguen siendo muy significativas. Comienza así: «El encuentro, como sabemos, está dedicado a la familia Amoris Laetitia», lo que ya sugiere que se trata de algo diferente de la familia tal como la conocíamos: fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer y abierta a la generación de vida. Y de hecho inmediatamente después habla de «promover (…) una verdadera pastoral de acompañamiento hacia todos». Y luego vuelve a subrayar la importancia de «una pastoral que sepa acompañar a todos«, evidentemente con «una actitud de misericordia» que es una «actitud de acogida y de acompañamiento hacia el amor del Padre». Y “más allá de los temas que se abordarán, la idea es promover procesos de acogida y discernimiento espiritual”. Y nuevamente «No hay recetas para todas las situaciones (…),
Traducción del clericalés: «Sí, el encuentro será bajo el lema “Amor es Amor”, hay muchas formas diferentes de familia y la Iglesia proporciona un poco de consuelo espiritual a todos, confirmando a cada uno en el camino que ha elegido. Entonces, por ahora, para no crear reacciones fuertes no podemos decir todo explícitamente, iniciemos un proceso; pero es claro que al final del proceso nos espera el reconocimiento de todas las formas posibles de familia».
Queda claro, pues, que el neologismo «familia Amoris Laetitia» es un concepto en abierta contraposición al conocido de «familia». Y la confirmación viene también de la segunda respuesta de Gambino a la respuesta de Rusconi, quien, hablando nuevamente, pidió una respuesta más precisa a su pregunta:
«Repito -fue la respuestaque le dieron -: el tema de la familia se aborda a la luz de Amoris Laetitia».
Es decir, renunciamos a definir lo que es y lo que no es familia, lo que es verdad y lo que es mentira, lo que es justo y bueno y lo que es injusto y malo: todo camino tiene algo de bueno.
Estamos aquí ante el anuncio de una revolución antropológica en la Iglesia. No se puede imaginar nada más en contradicción con el Magisterio de los pontificados anteriores.
Recordemos, por ejemplo, las grandes catequesis sobre la familia realizadas por san Juan Pablo II en 1994, también a través del Ángelus dominical, para contrastar culturalmente la guerra contra la familia que se había desatado en la ONU con motivo de la Conferencia Internacional de El Cairo. Conferencia sobre población y desarrollo. Uno de los puntos sobre los que más se discutió en su momento fue precisamente el intento de introducir el concepto de «familias» en lugar de «familia», con el claro objetivo de que las uniones homosexuales fueran reconocidas como familia. Surgió entonces una fórmula ambigua, pero aún así nos encontrábamos al comienzo de un proceso que ha llevado hoy en nuestras sociedades a dar por hecho el concepto de “familias”.
La clara impresión que da el profesor Gambino es que la «familia Amoris Laetitia» es el equivalente eclesial de las «familias», tanto más cuanto que esta intervención se produce en un contexto en el que las uniones homosexuales ya han sido ampliamente aceptadas en la Iglesia, aunque no equivale al matrimonio entre un hombre y una mujer. Fue el mismo Papa Francisco en una entrevista emitida por Tv2000 el pasado 15 de septiembre quien abogó por la causa de las uniones civiles, al tiempo que sostuvo que “nada que ver con el matrimonio como sacramento, que es entre un hombre y una mujer”. Y en Italia recordamos cómo con motivo de la aprobación de la ley Cirinnà, hace exactamente seis años, el periódico propiedad de los obispos italianos, Avvenire, aun entonces se pronunció varias veces a favor del reconocimiento de las uniones civiles, aunque sin equipararlas a la familia tal como la define nuestra Constitución.
Pero cuando la unión entre personas del mismo sexo se considera un bien a promover, no queda claro por qué entonces no debe reconocerse plenamente como familia; por eso, tarde o temprano se llega necesariamente a la plena aceptación en la Iglesia de toda forma de unión. Alemania es simplemente el punto más avanzado de este proceso, un poco impaciente por la lentitud de Roma, pero aún así el camino es el mismo.
Por tanto, el proceso ya ha comenzado hace algún tiempo y la «familia Amoris Laetitia» representa el punto de ruptura con la enseñanza tradicional de la Iglesia, que -es justo recordarlo, frente a cierta narrativa actual- no es de exclusión de las personas de la Iglesia, sino de claridad sobre la meta del camino de acompañamiento.
Por RICARDO CASCIOLI.
ROMA, Italia.
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