¿Por qué se mata a los sacerdotes en México?

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Con la reciente confirmación del homicidio del padre José Guadalupe Rivas Saldaña de la arquidiócesis de Tijuana,  vuelve a abrir una herida que no sana. Bajo diversas circunstancias, muchas de ellas no aclaradas ni con resolución definitiva, 31 sacerdotes han perdido la vida violentamente en México. Desde el 2012 los crímenes han enlutado a diferentes diócesis.

Desde hace más de una década, el Centro Católico Multimedial (CCM) ha seguido los casos de los ministros del culto que han perdido la vida. En un informe de 2018 de la Unidad de Investigaciones Especiales titulado “Evaluación del sexenio 2012-2018”, el CCM ofreció argumentos e hipótesis a fin de dilucidar las causas de las muertes violentas.

En el capítulo “agresiones contra sacerdotes y agentes de evangelización”, el documento determina que, derivado de los análisis y seguimiento de casos, el CCM detectó “que quienes atentan contra sacerdotes y religiosos buscan limitar las actividades del trabajo pastoral de la Iglesia en México”.

La investigación descarta que los asesinatos sean consecuencia del odio a la fe, pero advierte que la acción de la Iglesia está en áreas y campos “donde difícilmente llegan otras entidades civiles, públicas o gubernamentales: la de dar refugio y consuelo, de trabajar por los derechos humanos y la de ser portadora de la verdad en favor de valores universales que parecen relativizarse”.

Para el organismo católico de investigación, esta violencia propicia la desestabilización de comunidades cuando los ministros de culto son un núcleo de cohesión social.  Si bien no es una especie de persecución religiosa, en la mayoría de los casos existiría la evidencia de una forma de hostigamiento violento de la acción pastoral de los agentes de evangelización y ministros de culto: “Cuando se agrede, desaparece o ejecuta a un sacerdote, se introduce un elemento de desestabilización social dando lugar al crecimiento del temor, de la impunidad y la violencia”.

En México, la paz es la gran ausente y puntualiza que los sacerdotes y ministros de culto muestran vulnerabilidad hallando las siguientes causas según el análisis de los casos: Las actividades propias del ejercicio pastoral cuando ministros y agentes de evangelización dan estabilización frente a la grave descomposición de zonas marginadas, pobres. La denuncia de las carencias y marginación es factor para perpetrar acros delictivos contra los ministros del culto por ser incómodos sin descartar, por otro lado, los choques contra los poderes políticos en turno.

En estas vulnerabilidades, el informe del CCM señala que sacerdotes son “blanco fácil” por la vida en solitario, la atención pastoral a cualquier persona sin condiciones y sin tomar medidas preventivas de seguridad, las erróneas percepciones de que las parroquias, templos, casas curales y episcopales resguardan millonarias riquezas, omisiones de las víctimas sobre el cuidado personal en relación al uso de sus recursos personales o del patrimonio de la Iglesia y la carencia de capacitación o incapacidad para aplicar protocolos de seguridad y resguardo de objetos de arte sacro que son atractivos para los traficantes o crimen organizado. En último lugar, sin descartarlo, también se encuentran circunstancias personales y familiares.

El CCM destaca igualmente las desapariciones de dos sacerdotes de los cuales se desconoce su paradero, Santiago Álvarez Figueroa de quien nada se sabe desde diciembre de 2012 y de Carlos Ornelas Puga de quien no se tiene información alguna desde 2013.

Desde 2012, estos son los sacerdotes asesinados en México:

2012.

1.- Pbro. Víctor Manuel Diosdado Ríos de la diócesis de Apatzingán.

2013.

2.- Pbro. José Flores Preciado de la diócesis de Colima.

3.- Pbro. Ignacio Cortez Álvarez de la diócesis de Ensenada.

4.- Pbro. Hipólito Villalobos Lima de la diócesis de Tuxpan.

5.- Pbro. Nicolás de la Cruz Martínez de la diócesis de Tuxpan.

6.- Pbro. Joel Román Salazar de la diócesis de Ciudad Altamirano.

2014.

7.- RP. John Ssenyondo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa.

8.- Pbro. José Ascencio Acuña Osorio de la diócesis de Ciudad Altamirano.

9.- Pbro. Rolando Martínez Lara de la diócesis de Atlacomulco.

10.- Pbro. Gregorio López Gorostieta de la diócesis de Ciudad Altamirano.

2015.

11.- Pbro. Francisco Javier Gutiérrez Díaz de la arquidiócesis de Morelia.

12.- Pbro. Erasto Pliego de Jesús de la arquidiócesis de Puebla.

13.- Pbro. Israel Garrido Omaña de la diócesis de Cuautitlán.

2016.

14.- Pbro. Alejo Nabor Jiménez Juárez de la diócesis de Papantla.

15.- Pbro. José Alfredo Juárez de la Cruz de la diócesis de Papantla.

16.- Pbro. José Alfredo López Guillén de la arquidiócesis de Morelia.

2017.

17.- Pbro. Felipe Altamirano Carrillo de la Prelatura del Nayar.

18.- Pbro. Joaquín Hernández Sifuentes de la diócesis de Saltillo.

19.- Pbro. Luis López Villa de la diócesis de Nezahualcóyotl.

20.- Pbro. José Miguel Machorro Alcalá de la arquidiócesis de México.

2018.

21.- Pbro. Germaín Muñiz García de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa.

22.- Pbro. Iván Añorve Jiménez de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa.

23.- Pbro. Rubén Alcántara Díaz de la diócesis de Izcalli.

24.- Pbro. Juan Miguel Contreras García de la arquidiócesis de Guadalajara.

25.- Pbro. Miguel Gerardo Flores Hernández de la diócesis de Zamora.

26.- Pbro. José Moisés Fabila Reyes de la arquidiócesis de México.

27.- Pbro. Ícmar Arturo Orta de la arquidiócesis de Tijuana.

2019.

28.- Pbro. José Martín Guzmán Vega de la diócesis de Matamoros.

2021.

29.- Pbro. José Guadalupe Popoca Soto de la diócesis de Cuernavaca.

30.- Pbro. Gumersindo Cortés González de la diócesis de Celaya.

31.- RP. Fray Juan Antonio Orozco Alvarado, OFM, de la Prelatura del Nayar.

2022.

32.- Pbro. José Guadalupe Rivas Saldaña de la arquidiócesis de Tijuana.

 

En el informe mencionado, el CCM también indica la muerte de los siguientes laicos y seminarista:

Nicolás Carrillo Vargas quien era chofer del padre José Damián Hernández Veloz de la diócesis de Ciudad Altamirano. Carrillo murió en un tiroteo por el intento de secuestro contra el sacerdote en febrero de 2014.

El seminarista Samuel Gustavo Gómez Veleta de la arquidiócesis de Chihuahua, secuestrado y asesinado por el móvil del robo en la semana santa de 2014.

 

 

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