Mientras el Vaticano guarda silencio sobre el caso del cardenal emérito de Hong Kong, Zen Ze-Kiun, una espina en el costado de China que durante años ha denunciado valientemente la restricción de las libertades y los derechos humanos, la Los obispos alemanes han dado voz a la protesta y, rompiendo todo retraso, acusaron abiertamente al Gobierno de Pekín de ser responsable de seguir una política cada vez más opresiva hacia la Iglesia a pesar del acuerdo firmado en 2018 con la Santa Sede para la normalización de los nombramientos episcopales.
“Ya en 2020, con el pretexto de luchar contra la pandemia, todo se había hecho más difícil para anunciar el Evangelio debido a las restricciones de Internet”, comentó el obispo de Bonn, Bertram Meier, presidente de la comisión de la Conferencia Episcopal para la Iglesia en el mundo.
“En el último año, el intento de reprimir las religiones en China ha vuelto a aumentar de forma evidente”, dijo, confiando a la agencia KNA una articulada explicación en la que destacó la introducción de normas restrictivas sobre las actividades religiosas, sobre el servicio del personal religioso e incluso en sitios web El 1 de marzo entró en vigor otra represión en Internet. En la práctica, en el futuro, será casi imposible proporcionar información y comunicaciones religiosas en línea y a través de las redes sociales. Ya ahora, la cantidad de blogs y foros en la web que tratan temas religiosos está disminuyendo drásticamente y muchos blogs ya han sido bloqueados. No solo.
El obispo agregó que a los jóvenes y niños no se les permite entrar fácilmente en contacto con las estructuras educativas religiosas. “En consecuencia, la educación religiosa se ha vuelto casi completamente imposible. Especialmente en las regiones particularmente católicas de China, el hostigamiento de aquellos obispos, sacerdotes y monjas que no se adhieren al organismo oficial impuesto por el estado, la Asociación Patriótica, es cada vez más frecuente”.
En este contexto se inscribe la detención del cardenal Zen, ordenado a pesar de su edad (90 años). Un gesto que debe considerarse una mala señal para el futuro, una suerte de intimidación no demasiado velada. «El partido pretende poner bajo control a todos los funcionarios de la Iglesia para poder fiscalizar mejor el sector.
Ciertamente se trata de un crescendo negativo que no se había tenido en cuenta dado que en 2018 se firmó un importante acuerdo con China para la renovación de los nombramientos de obispos y para llegar a la unificación de la Iglesia católica, hasta entonces dividida entre la asociación de católicos, controlados por el gobierno y fieles a Roma pero considerados fuera de la ley.