Saberes y sabores: El esplendor de la luz

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La luz se puede percibir; es toda la radiación acumulada en el universo por el proceso de formación de las estrellas, de las galaxias y de los astros a lo largo de la historia cósmica. La luz es la parte de la radiación electromagnética perceptible para el humano.

Thomas Alva Edison ha pasado a la posteridad como el inventor oficial de la luz; es de reconocer que detrás de este gran descubrimiento hay varios científicos que han contribuido a que se convirtiera en una realidad; iluminar una bombilla incandescente con electricidad conlleva al tesón de otros grandes inventos.

La luz es una forma de energía; ilumina las cosas y se propaga mediante partículas llamadas fotones. El fotón es la partícula de luz portadora de electromagnéticos. Un fotón se caracteriza por su energía.

El tema de la luz es importante para toda la existencia humana. Si no hubiera luz estaríamos en tinieblas, por eso, el primer acto del creador consistió en separarla de la oscuridad y, así, la luz de los astros empezó a iluminar sobre ésta.

Desde hace cientos de años está presente en la historia de la cultura una metáfora que identifica el conocimiento y la razón como aspectos provenientes de la luz que aclara el entendimiento; dicha analogía nace de las ciencias, de la misma literatura y de la filosofía, sin descartar la teología.

Por ello, la luz no solo se concibe como un fenómeno físico, sino también como una metáfora empleada en la razón humana por diversos pensadores, haciendo alusión a “la luz de la razón”.

La razón necesita, en este momento, ser enriquecida para expandir la visión de la realidad en la que nos movemos. En este punto debemos dignificar la metáfora de la luz que permite explicar cómo y qué se necesita para trascender. De forma natural, la dotación del conocimiento humano está asociado con la técnica, la ciencia, las artes, pero, sobre todo, en la praxis humana referente al bien y al mal, a la verdad y a lo trascendente.

El hombre debe hacer uso de la razón para tomar decisiones sobre cómo actuar ante cualquier circunstancia; debe explicarse cómo ir desdoblando una hoja de papel para ver mejor su contenido y debe también razonar, someter a la luz para ver mejor la idea que se contiene en el papel. Sin embargo, aún falta un ingrediente importante para poder trascender y ver con claridad: me refiero a la fe.

Los seres humanos hemos entendido la razón a partir de la luz, con la idea de que la razón es como ver. Hoy no nos basta con la luz solar para los problemas materiales que necesitamos resolver; tampoco nos basta la luz natural de la razón para resolver los problemas sociales y culturales. Para todo ello se hace indispensable la luz de la fe, el gran don traído por Jesucristo: «yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas».

Consciente del vasto horizonte que la fe demuestra, puedo decir que “quien cree, ve”; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque éste nos lleva a la luz verdadera: estrella de la mañana que no conoce el ocaso. Es comprobable que la fe es un fotón, “partícula de luz portadora de electromagnéticos que permite ver con claridad”. Es una gran aliada de la razón. Una y otra, la fe y la razón, se complementan y conviven juntas para alcanzar e irradiar la luz.

 

Por RUAN ÁNGEL BADILLO LAGOS.

 

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