* ¿Quién engañó al Papa creando «un escándalo de una gravedad sin precedentes» en la Iglesia?
* ¿Y por qué?
¿Quién engañó al Papa creando en la Iglesia «un escándalo de una gravedad sin precedentes?» ¿Y por qué? Una pregunta que cae en oídos sordos. En 30 documentos parcialmente inéditos, presentados por los abogados Fabio Viglione y Maria Concetta Marzo, se prueba la inocencia del cardenal Giovanni Angelo Becciu, acusado de malversación por la gestión de los fondos de la Secretaría de Estado para el edificio de Londres en Sloane Avenue, completado cuando Becciu se había ido. Pero no hay malversación del dinero de la cooperativa de Spes porque «las sumas dadas eran caridad». Y ningún miembro de la familia se hizo rico.
“La búsqueda de la verdad judicial me obliga a decir lo que sé en obediencia al Santo Padre”, dijo el otro día Becciu ante la Corte del Vaticano, al revelar que salvó del suicidio a monseñor Alberto Perlasca, quien propuso las inversiones, cuando se le informó que tendría que abandonar el Vaticano. Una serie de mensajes depositados dan testimonio de ello. Mai Becciu decidió de manera diferente a la oficina de Perlasca. Quien presentó y fuera del proceso quisiera ser parte civil. Aparte de arrepentido…
En la defensa larga también está el papel de dos mujeres. La primera, Genoveffa Ciferri Putignani, autodenominada amiga de Perlasca, advirtió a Becciu tras unas «singulares llamadas telefónicas»: ¡Ella!». Así sucedió, tras una singular sucesión de hechos, que Becciu reconstruyó. Hasta el mensajito sobre el asunto de los ingleses con Perlasca: «¿Pero se nos puede hacer responsable a usted y. a mí de algo?» preguntó Becciu. «Realmente no lo crees así», respondió Perlasca.
En cuanto a la misteriosa Cecilia Marogna y la relación con esta mujer «distorsionada con inferencias ofensivas, de la más baja naturaleza, lesionando mi dignidad sacerdotal», el cardenal arroja en picada a quienes ya habían pensado en explicaciones inverosímiles. Fue con el Papa que Becciu habló para obtener la autorización de las actividades para la liberación de una monja secuestrada en Malí. Cuando Bergoglio lo llamó para comunicarle las acusaciones, Becciu reveló: «Ya me sentenciaste. Espero que lo vuelvas a pensar…». Ahora puede pasar. Las señales no faltan. Crece y se difunde una idea inquietante: el Santo Padre ha sido engañado. ¿Quién diseñó este esquema diabólico? También se ha documentado esclarecida la polémica sobre el cardenal George Pell, el «enemigo» de Becciu, acusado injustamente de pederastia. Alguien insinuó que Becciu estaba detrás de sus verdugos. Una carta fechada el 29 de abril de 2022 firmada por el secretario de Estado Pietro Parolin -publicada por Libero- prueba su inocencia. Sin maquinación. Ayer Pell intentó replicar a la declaración realizada en la audiencia. Pero más que Becciu debería contestar al secretario de Estado que escribió la respuesta.
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