Los días 28, 29 y 30 de abril de 2022 estuvo en Xalapa Rubén Gerardo Tapia Reynaga, un joven ingeniero en Mecatrónica egresado de la Universidad La Salle Noreste. Rubén es fundador del proyecto Generación Por la vida, cuenta con una Maestría en administración de negocios y ha publicado varios libros, entre ellos “ESTAMBRE, el gatito que quería ladrar”.
A través de esta narrativa, Rubén muestra la importancia de la educación, la orientación y la formación de los niños. Es muy importante cuidar su inocencia y su salud mental, ya que a través de la televisión, el internet y el adoctrinamiento ideológico en algunas escuelas por la influencia e imposición de la Ideología de Género, los niños están siendo confundidos en su identidad y afectados en su desarrollo emocional, afectivo y su personalidad.
Los padres de familia son los primeros educadores de sus hijos, ese es un derecho natural que hay que seguir promoviendo y defendiendo ante las absurdas iniciativas públicas que el Estado está queriendo imponer desde una ideología supuestamente progresista.
El cuento “ESTAMBRE, el gatito que quería ladrar” muestra la importancia de vivir de acuerdo con el diseño que nos marca la naturaleza. No existen evidencias científicas de un gen homosexual, lo que existe es la influencia externa que genera confusión y en consecuencia tristeza existencial, ansiedad y pérdida de la identidad. El ambiente y la influencia externa muchas veces pueden incidir en la persona, de ahí la tarea de los padres y los educadores de orientarlos para vivir conforme a la verdad de nuestra sexualidad.
La Ideología de Género amenaza gravemente la integridad física y mental de los menores de edad, ya que tiene como objetivo deformar el concepto de sexualidad, al proponerle a los niños que “su forma de autopercibirse” no necesariamente debe coincidir con su sexo biológico. Al romper el vínculo entre sexo y lo que ellos llaman “género” se crea confusión respecto de su identidad. La Ideología de Género está provocando más stress en los infantes, ya que no sólo deben preocuparse de cumplir sus deberes, aprender y portarse bien, ahora con este adoctrinamiento empiezan a preocuparse para saber a qué género pertenecen.
La Ideología de Género daña gravemente la salud física de la niñez y adolescencia que se autopercibe “trans”. Países como Suecia, Reino Unido y Finlandia han decidido prohibir los tratamientos hormonales en menores de edad debido a los grandes riesgos en la salud de los menores y a sus escasos beneficios. Los tratamientos de bloqueo hormonal en niños tienen efectos secundarios irreversibles: osteoporosis, infertilidad, problemas cardiovasculares, diabetes y problemas neurológicos. A nivel psicológico puede incrementar la depresión, la ansiedad y las tendencias suicidas. El supuesto “cambio de sexo” no resuelve los problemas de identidad de las personas: la disforia persiste. Además, se han estado detectando casos de menores que fueron mal diagnosticados, y que hoy deben vivir con las consecuencias de las malas decisiones de los médicos que no detectaron su depresión, y que los diagnosticaron como “trans”.
La imposición de la Ideología de Género también daña la autoestima y la seguridad de los niños que no están de acuerdo con los perversos conceptos de esta teoría, ya que en la escuela y en la comunidad se enfrentan a un discurso impuesto, pues al sólo hecho de declararse en contra, son objeto de burlas y de etiquetas negativas. Es frecuente encontrar casos de niñas, niños y jóvenes que han sido tachados de “homofóbicos” y “medievales” sólo por decir que no están de acuerdo con el aborto, las adopciones homoparentales, el “cambio de sexo”, entre otras cuestiones. La Ideología de Género está limitando su derecho a la libre expresión y a su objeción de conciencia.
Otro grave problema que la Ideología de Género está promoviendo es la negación para algunos niños de tener una familia natural, es decir un papá y una mamá. La pretendida homologación de las uniones entre personas del mismo sexo a la figura de matrimonio, y con ello la consecuente adopción de menores y los métodos de reproducción asistida accesible a estas personas, evidencia una realidad que no se quiere reconocer: se niega al menor el derecho a tener una familia natural. Los roles maternos como paternos son insustituibles.
Es un grave peligro querer experimentar con la crianza. Los grandes problemas sociales que hoy estamos enfrentando se deben a que muchas personas tuvieron una infancia complicada, debido a la ausencia de una figura materna o paterna. Por ejemplo, estudios psicológicos han demostrado que la figura paterna no solo da equilibrio en la interacción familiar, y que ante la ausencia de esta figura incrementan las actitudes violentas y antisociales de los hijos. Todo niño sujeto a la adopción merece que el estado le restituya lo que perdió de origen: un padre y una madre.
Otra cuestión que no se está denunciando es el hecho de que la Ideología de Género priva a los niños de su derecho a tener una educación científica, apegada a la verdad y de calidad. De hecho, esta misma teoría, hoy hecha política pública, también niega a los menores el derecho al libre desarrollo de su personalidad, ya que a éstos se les somete a un adoctrinamiento tan feroz, que prácticamente se les priva de un ambiente neutral, por el cual puedan descubrir su propia personalidad y pensamiento.
No estamos en contra de las personas que se declaran homosexuales o transexuales. Cada persona tiene el derecho a decidir cómo vivir, cómo vestir y a quien amar. El problema es que, bajo la bandera de la tolerancia, se busca adoctrinar a toda la infancia, con el objetivo de normalizar ciertas conductas sexuales. La Ideología de Género deforma la visión de la sexualidad de los menores de edad. No puede exigirse libertad, cuando a los menores se les impone por la fuerza una sola visión de la sexualidad.
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Vocero de la Arquidiócesis de Xalapa