Los seres humanos estamos buscando constantemente satisfacer nuestras necesidades básicas para asegurar nuestra supervivencia, y es a partir de esta búsqueda que trabajamos para conseguir un sustento, un techo y cumplir la Misión de la vida como esposos, padres y profesionales.
Sin embargo, la felicidad es un concepto relativo para cada individuo. Es decir, la felicidad para un niño que tiene el apoyo y protección de sus padres, puede ser tener el juguete que vió por televisión, mientras que para un adulto puede ser no tener que trabajar más para pagar deudas.
Si bien en la medida en que crecemos cambian nuestras necesidades y por ende nuestras motivaciones, nuestra percepción de qué tan felices somos está dada por los estándares que tenemos de nuestra vida y por las heridas de la infancia que no han sanado aún. En este sentido, dos personas de la misma edad, con el mismo trabajo y sueldo similar, pueden tener vidas felices o infelices según el maltrato recibido de niños y la expectativa de lo que desean.
La trampa del tener más
Muchas veces asociamos erróneamente la felicidad al hecho de tener cosas materiales que nos permiten vivir cómodamente. Si bien es cierto que si no tenemos suficiente dinero para comer vamos a pasar hambre, o si no tenemos un techo sobre nuestras cabezas nuestros hijos pueden sufrir mucho, también hay casos en los que tenemos todo y aún así no nos sentimos completos. Si no, ¿Por qué multimillonaras estrellas del mundo de la música cometen suicidio antes de los 40 años?
Este vacío no corresponde a no tener cosas, sino a una tensión emocional que al estar desordenada no nos permite apreciar y valorar lo que tenemos, y nos hace seguir persiguiendo una “zanahoria” que nunca podremos alcanzar. De ahí la pregunta ¿Cuánto dinero es suficiente para ser feliz?
En la medida en que conseguimos saciar nuestro apetito, cubrir nuestra alimentación y necesidad de vestido, vamos buscando mejorar nuestra vida en términos generales. Esto nos hace víctimas de alcanzar cierto estatus social en el que, si tenemos un vacío emocional, estaremos buscando tener más comodidades, lujos y éxitos de los que realmente necesitamos.
¿Cómo llenar el vacío?
Los grandes santos de nuestra Iglesia han descubierto que en la entrega a los demás hay una gran alegría. Muchos han donado sus fortunas a los pobres y han logrado ser felices sin tener posesiones materiales o títulos que los adornen ante la sociedad. Es por eso que, sin esperar que regales todos tus bienes, te invito a que conozcas el camino de los santos, para encontrar tu felicidad.
Lo que los santos tuvieron en común fue la Gracia de Dios para sanar sus heridas emocionales y no tener vacíos que tengan que llenar con bienes o con títulos sociales. Por eso, en la medida en conozcas las heridas que te hacen actuar en función de la mirada de los demás, vas a poder vivir libre de tus tensiones y por ende libre del pecado.
¿Cómo hacer esto?
Como psicólogo, no sería adecuado que te de una receta mágica, ya que cada caso tiene su ciencia. Sin embargo, lo que sí puedo decirte es que conozcas el Diplomado en Sanación Interior, una herramienta que te permitirá dar un vuelco increíble en tu vida para que sanes la raíz de aquello que te hace ser egoísta y vivir apegado a bienes, personas, mascotas o a cualquier otra cosa que no sea Dios.
Si crees que Dios puede liberarte de lo mundano para darte un corazón libre, envíame tu mensaje por WhatsApp al +571 580 6849 y empieza a vivir plenamente tu proyecto de vida, en lugar de estar trabajando como un loco por comprar cosas que nunca te van a llenar.