La mañana del miércoles 23 de marzo, el Papa realizó su habitual Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano. Continuando con su ciclo de catequesis sobre la memoria y el testimonio que aportan los ancianos, el Santo Padre determinará como ejemplo la particular historia de Moisés:
«En los días previos a su muerte, Moisés pronunció su testamento espiritual, que es una hermosa confesión de fe. Sus palabras no sólo testimonian el amor y la fidelidad de Dios, sino también las infidelidades de su pueblo», dijo Francisco recordando que esta transmisión de la fe y del sentido de la vida, «que se hace a partir de las propias experiencias, sin ocultar las luces y las sombras» , constituye la tradición, que pasa de generación en generación.
En alusión al gran testimonio de fe de Moisés a pesar de su edad (la narración relata que tenía ciento veinte años cuando pronuncia esta confesión de fe está en el umbral de la tierra prometida); el Pontífice subrayó que cuando el profeta se despedide de la vida «no se había apagado su ojo» ( Dt 34,7), es decir, conservaba la vitalidad de su mirada, la cual es un don valioso: «esto le consiente -dijo el Papa- transmite la herencia de su larga experiencia de vida y de fe, con la lucidez necesaria».
La lucidez de la vejez es un don para los jovenes
En este sentido, el Obispo de Roma resaltó que una vejez a la cual le es concedida esta lucidez es también un don valioso para la próxima generación:
Asimismo, el Papa invitó a los presentes a plantearse si como sociedad «¿somos capaces de reconocer y de honrar este don?», y si «¿la transmisión de la fe – y del sentido de la vida – sigue hoy este camino?» .
En nuestra cultura, tan “políticamente correcta” -añadió Francisco- este camino resulta obstaculizado de varias formas: en la familia, en la sociedad, en la misma comunidad cristiana. Alguno impone incluso abolir la enseñanza de la historia, como una información superflua sobre mundos que ya no son actuales, que quita recursos al conocimiento del presente.
Transmitir con pasión la «historia de fe viva»
Igualmente, el Santo Padre hizo hincapié en la importancia de transmitir con pasión la propia historia de fe vivida con Dios:
Antes de finalizar su alocución, el Pontífice reflexionó sobre una extraña anomalía que se da en nuestra Iglesia:
«El catecismo de la iniciación cristiana hoy hace referencia generosamente a la Palabra de Dios y transmite información precisa sobre los dogmas, sobre la moral de la fe y los sacramentos», aseveró Francisco puntualizando que sin embargo, a menudo falta un conocimiento de la Iglesia que nazca de la escucha y del testimonio de la historia real de la fe y de la vida de la comunidad eclesial, desde el inicio hasta nuestros dias:
«De niños se aprende la Palabra de Dios en las aulas del catecismo; pero la Iglesia se «aprende”, de jóvenes, en las aulas escolares y en los medios de comunicación de la información global».
Recordar nuestras bendiciones y también nuestras faltas
Para el Papa, la narración de la historia de fe debería ser como el Cántico de Moisés, como el testimonio de los Evangelios y de los Hechos de los Apóstoles: una historia capaz de recordar con emoción la bendición de Dios y con lealtad nuestras faltas.
«Sería bonito que desde el principio en los itinerarios de catequesis existiera también la costumbre de escuchar, de la experiencia vivida de los ancianos, la lúcida confesión de las bendiciones recibidas por Dios, que debemos custodio, y el leal testimonio de nuestras faltas de fidelidad , que debemos reparar y corregir», concluyó Francisco, señalando que los ancianos entran en la tierra prometida, que Dios desea para toda generación, «cuando encontramos a los jóvenes la bella iniciación de su testimonio».
Compartimos la síntesis de la catequesis del Papa en español:
Reflexionamos hoy sobre la memoria y el testimonio que transmitieron los ancianos, y nos centramos particularmente en la historia de Moisés. En los días previos a su muerte, Moisés pronunció su testamento espiritual , que es una hermosa confesión de fe . Sus palabras no sólo testimonian el amor y la fidelidad de Dios, sino también las infidelidades de su pueblo. Esta transmisión de la fe y del sentido de la vida —que se hace a partir de las propias experiencias, sin ocultar las luces y las sombras— es la tradición , que pasa de generación en generación.
También el Evangelio nos da testimonio de la historia de Jesús y de las experiencias de los discípulos. Lo hace con honestidad, sin esconder las fragilidades e incluso las traiciones de los seguidores de Jesús. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo transmitimos la fe a las futuras generaciones?, ¿damos testimonio gozoso de la presencia de Dios en nuestra vida, sabiendo reconocer, al mismo tiempo, nuestras faltas de coherencia?
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Saludo cordialmente a los fieles de lengua española, de modo particular al grupo de peregrinos colombianos “Por los caminos de María”. Siguiendo el ejemplo de Moisés, y de la Virgen María, pidamos al Señor que nuestra vida sea un cántico de alabanza por las maravillas que hace en nosotros. Y que este magnífico testimonio sea alegre y memoria agradecida que transmita a las nuevas generaciones la antorcha de la fe. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Sofía Lobos – Ciudad del Vaticano