Guadalajara. Capitalismo o socialismo ¿Qué dice la iglesia?

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Los tres principios motores revolucionarios de la Revolución Francesa de 1792, dieron origen a sendas ideologías que aún repercuten en la actualidad: Libertad, igualdad y fraternidad no fueron solo un grito de batalla, sino que se convirtieron en fuertes corrientes de pensamiento que desencadenaron poderosas ideologías políticas y económicas.

Capitalismo

El principio de libertad generó como corriente de pensamiento el liberalismo, éste a su vez, en el ámbito político dio origen a los liberales. El Estado se convirtió en República y la soberanía recaía ahora sobre el pueblo y no en el rey. La libertad se extendió a todos los individuos, ya nadie sería siervo sino ciudadano y se comenzó a hablar de libertades individuales, los derechos humanos subieron al escritorio de los ideólogos y legisladores, pero no se han apartado de ahí.

Como la libertad era para todo, surgieron los términos de libre empresa, libre economía, libre mercado; “dejar hacer” era el grito en la economía. Surgió pues el capitalismo. En sus inicios fue muy agresivo, del que nació la industrialización. La migración de los campesinos ocasionó concentraciones en las ciudades convirtiéndolas en grandes manchas urbanas. Los derechos de los obreros eran pocos y la atención se centraba solo en la producción que genera riqueza a costa de quien la generaba. La forma en que se aplicó este principio de libertad extendió la desigualdad.

Socialismo

Como respuesta al capitalismo agresivo, surgió la aplicación del principio de igualdad, su ideologización desencadenó una manera de organizarse política y económicamente en muchos países; se le conoce como socialismo. El Estado expropió o nacionalizó la propiedad privada y repartió los bienes a todos, bueno, en teoría. La lucha de clases, fue el método que transformó la sociedad.

La economía la manejaba el gobierno; todo le pertenece al Estado. Para que todos fueran iguales se suprimieron las garantías individuales, es decir, los derechos humanos no son parte de la legislación o lo son meramente decorativos. El Estado es paternalista o asistencialista, no subsidiario; el gobierno raciona a los ciudadanos los recursos que considera básicos. La igualdad suprimió la libertad.

Postura de la Iglesia

La fraternidad, tercero de los principios revolucionarios, ha sido el menos desarrollado. Un obispo católico polaco, Karol Wojtyla,  a mitad del siglo XX comenzó hablar de este término como una alternativa a los modelos ya gastados del capitalismo y el socialismo. Intelectuales lo adoptaron y desarrollaron el principio, cambiando el nombre, a solidaridad. Dos puntos son fundamentales: la solidaridad movida por la dignidad de la persona regida por la caridad. El centro de toda actividad de la sociedad es la persona y no el capital. El dinero o la riqueza son un medio y no un fin.

El trabajador nunca considerado como un recurso humano o mano de obra, sino como el artífice del trabajo que ha de gozar los beneficios de su esfuerzo. Supera en mucho una visión meramente humanista. Algunos países, particularmente europeos, han adoptado en parte esta idea y son quienes tienen menos índices de corrupción y sus ciudadanos mayor calidad de vida. Se habla de economía social de mercado o capitalismo social. El papa Francisco lo llama: economía con rostro humano.

Con información de ArquiMedios/Editorial

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