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Iniciamos la segunda semana del Adviento; este periodo nos prepara para la venida del Señor. La historia de la Salvación nos muestra que Dios fue revelándose progresivamente hasta que se manifestó plenamente por medio de su Hijo Jesús.
El evangelio que escucharemos este domingo (Lc 3, 1-6) nos habla de Juan el Bautista, una de las figuras importantes de este periodo del Adviento porque nos enseña cómo debemos disponernos para la venida de Jesús. Juan el Bautista preparó el camino del Señor, él nos ayuda a entender mejor el espíritu que debe caracterizar este tiempo de preparación para la navidad.
El pasaje evangélico que escucharemos destaca tres cosas importantes de la espiritualidad del adviento, a saber: LA EXPERIENCIA DEL DESIERTO, LA CONVERSIÓN PERSONAL Y LA SALVACIÓN DE DIOS.
EL DESIERTO. El desierto viene presentado aquí como el lugar del encuentro con el Señor. Ha sido ahí en el desierto donde el pueblo de Dios ha tenido las más bellas experiencias. Dios condujo a su pueblo al desierto para hablarle al corazón, en el desierto el pueblo descubrió que su única seguridad era la relación con Dios. En el desierto Dios se reveló a Moisés e hizo una alianza con su pueblo. En el Evangelio de hoy se nos dice que en el desierto vino la Palabra de Dios sobre Juan el Bautista. Esto nos da una clave importante para el adviento. Si deseamos hacer la experiencia de encuentro con Dios es necesario hacer desierto, es decir guardar silencio y bajar el volumen de nuestros ruidos para escuchar la voz de Dios.
CONVERSIÓN. Un segundo aspecto es la Conversión personal, Juan predicaba un bautismo de conversión dice el evangelista San Lucas. La conversión es la respuesta al amor de Dios, sucede cuando hemos descubierto a Dios en algún momento o lugar de nuestra vida. Convertirse quiere decir cambiar el rumbo y volver a Dios; dejar todo aquello que nos aparta de Dios y nos distrae en el camino. La conversión es necesaria para que nuestro corazón tenga como señor solamente a Dios. Si no hay conversión, no hay vida cristiana.
LA SALVACIÓN DE DIOS. Una tercera cosa es la Experiencia de Salvación. Así concluye el evangelio este II domingo de adviento. “y todos los hombres verán la salvación de Dios. Dios quiere que todos los hombres se salven, para eso ha enviado a su hijo al mundo. Jesús es el que nos ofrece una vida en abundancia. La salvación nos la ofrece solamente Jesús. De ahí el sentido de estas palabras proféticas que repite hoy el evangelio.
Quien va al desierto o crea un ambiente de desierto en su vida, tiene la posibilidad de encontrarse con Dios y por lo tanto de hacer una opción fundamental, vivir la conversión y con ello experimentar también la salvación de Dios.