Tras una investigación canónica sobre su gestión de los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, el arzobispo de Katowice (Polonia), Wiktor Skworc, ha dimitido de varios cargos. Antes que él, varios obispos polacos ya han sido sancionados por estos actos.

«Acepto humildemente los resultados de la investigación de la Santa Sede». En una carta publicada el viernes 9 de julio en la página web de su diócesis, el arzobispo de Katowice, Wiktor Skworc, da cuenta a los fieles de las investigaciones realizadas -a petición suya- sobre su gestión de los casos de abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes mientras era obispo de Tarnów, en el sureste del país.

Durante ese mandato episcopal de catorce años, de 1997 a 2011, escribe el obispo Skworc, «dos de estos casos fueron desatendidos. Por ello, me dirijo en primer lugar a las víctimas y a sus familias con una sincera y humilde petición de perdón». «Debo admitir que en el vigésimo cuarto año de mi ministerio episcopal, tengo que vivir los momentos más difíciles de mi vida en estos días, por lo que me encomiendo con confianza a la Providencia de Dios y pido vuestro apoyo a través de la oración», reconoce el arzobispo de Katowice, de 73 años.

A la espera de un arzobispo coadjutor

La negligencia fue denunciada por otra diócesis, la de Cracovia, que dijo que la investigación se llevó a cabo de acuerdo con las disposiciones del motu proprio Vos estis lux mundi, que prevé la creación de «oficinas de denuncia de abusos sexuales» y la obligación de los obispos y clérigos de denunciar los abusos sexuales de los que tengan conocimiento.

Monseñor Skworc ha renunciado a su puesto en el consejo permanente de la Conferencia Episcopal polaca y a su cargo de presidente del comité de atención pastoral dentro de la misma conferencia. También se ha «comprometido a apoyar económicamente -con fondos privados- los gastos de la diócesis de Tarnów relacionados con los casos de abusos sexuales».

Aunque el obispo Skworc está siendo cuestionado por su gestión de la diócesis de Tarnów, asegura que no se ha observado ninguna deficiencia en su gestión de los asuntos de su actual diócesis. «En casi diez años de servicio en la archidiócesis, he activado todos los mecanismos necesarios para la protección de los menores», afirma. «En estos ámbitos, se observan las leyes estrictamente vinculantes de la Iglesia y el Estado».

Sucesivas revelaciones

Antes del arzobispo de Katowice, al menos otros cinco obispos del país natal de Juan Pablo II han sido severamente cuestionados por su gestión de los casos de abusos sexuales. Son recientes los casos del obispo Stefan Regmunt, emérito de Zielona Gora y Gorzow (suroeste), que dimitió de su cargo en 2015, y del obispo Stanislaw Napierala, emérito de Kalisz (centro), a los que se les prohibieron las celebraciones públicas a finales de junio. También se les pidió que ayudaran a financiar una fundación para la protección de menores dentro de la comunidad católica.

Polonia se ha librado durante mucho tiempo de los escándalos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia, pero en los últimos años el número de revelaciones ha aumentado. El cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario privado del papa Juan Pablo II durante varios años, es a su vez objeto de acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales, en particular durante su mandato como arzobispo de Cracovia, de 2005 a 2016.

Xavier Le Normand, La Croix