¿Qué esconde el juicio contra un Cardenal en los tribunales vaticanos? Lo que yo entiendo…

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«Ha sucedido varias veces que hasta las buenas razones han ayudado a las malas, y que, por la fuerza de unas y otras, una verdad, después de haber tardado mucho en nacer, tuvo que quedar para otra pieza escondida». 

Alessandro Manzoni, La columna infame.
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Han pasado más de dieciséis meses desde el 24 de septiembre de 2020, cuando el cardenal Giovanni Angelo Becciu fue destituido de sus cargos y despojado de sus derechos. En los meses siguientes hemos asistido a una campaña de golpes en la que se le han echado muchas culpas. Se proclamó inocente y encontró la historia surrealista. El juicio -que comenzó el 27 de julio de 2021- aún no ha entrado en materia, ya que los Promotores de Justicia no han cumplido con las órdenes del Presidente del Tribunal Vaticano (entregar la prueba en su totalidad, para que la defensa tenga «conocimiento completo de los actos»).

Yo, que he seguido la historia con atención, quisiera resumir, en aras de la verdad, lo que he entendido hasta ahora. Tal vez alguien pueda ayudar.

ENTIENDO que se ha instado a cierta prensa a realizar una campaña de difamación, de violencia sin precedentes, también conocida como máquina de lodo, asesino de medios, mascarización o difamación, contra un hombre que, hasta que se demuestre lo contrario, es inocente.

ENTIENDO que se ha practicado una manipulación sistemática de la verdad encaminada a engañar a los destinatarios de esta mala información.

ENTIENDO que incluso cerca del Papa hay gente que está jugando un juego muy sucio.

ENTIENDO que muchas personas – en todos los niveles – han sido engañadas y que muchas de ellas han comenzado a gritar «¡crucifíquenle!!».

ENTIENDO que con el tiempo numerosas acusaciones han resultado ser inconsistentes, pero solo después de obtener tierra arrasada alrededor de la víctima a la que se apunta.

ENTIENDO que ni Becciu ni su familia se enriquecieron y que las acusaciones de malversación de fondos -por las que aparentemente el cardenal fue «decapitado»- se fueron derritiendo como la nieve al sol.

ENTIENDO que los órganos judiciales del Vaticano (pagados con los Pence de San Pedro) intervienen selectivamente, atacando a alguien y en cambio cerrando los ojos a otros, aunque sean denunciados regularmente.

ENTIENDO que los promotores de justicia del Vaticano, guiados por un obstinado prejuicio, han ido sacando cangrejo tras otro, cometiendo errores horteras e injustificables (horrores) en un país civilizado.

ENTIENDO que la legislación vaticana sin embargo ha sido modificada ad hoc para su conveniencia, de manera que “la ley no es igual para todos”.

ENTIENDO que la acusación se basó en falsificadores prejuiciosos y comediantes de cabaret para formular sus hipótesis incriminatorias.

ENTIENDO que los investigadores siguieron obstinadamente un diseño sofisticado para incriminar a sus presas con herramientas invasivas e incorrectas, con métodos de investigación ilegales (y aparentemente ineficaces).

ENTIENDO que los principios básicos de la ley de juicio justo han sido violados repetidamente.

ENTIENDO que la prueba ha sido manipulada de manera inadmisible, con cortes y omisiones ridículas, además de culpables.

ENTIENDO que se han cooptado falsos testigos y acampado reconstrucciones imaginativas, completamente sin fundamento lógico (sobre Pell, sobre Moro, sobre Marogna…).

ENTIENDO que, hasta donde ha surgido hasta ahora, las acusaciones se basan en insinuaciones y calumnias, no en hechos reales.

ENTIENDO que el proceso, si bien inició hace más de medio año (¿cuánto vale un año en la vida de una persona?), aún no ha entrado en el asunto porque los PDG no han cumplido con lo ordenado por el Presidente de la Corte Giuseppe Pignatone desde la primera audiencia, es decir, para entregar la prueba en forma completa (¿qué tienen que ocultar?).

ENTIENDO que alguien intentó oponer no sólo un cardenal a otro, sino Becciu al Papa, mientras el cardenal se mostraba dispuesto a dar la vida por él, aun cuando se sentía – imagino – abandonado.

ENTIENDO que la víctima de esta sórdida operación no es sólo un cardenal, sino también el mismo Papa -engañado- y toda la Iglesia.

ENTIENDO que entre los periodistas -también católicos- reina un vil servilismo: que abunda Don Abbondio y escasea Fra Cristoforo.

ENTIENDO que en abstracto todo el mundo se llena la boca con palabras como «garantía», «presunción de inocencia» o «derechos humanos», pero luego en la práctica nadie -o casi- está dispuesto a mover un dedo.

ENTIENDO que el clericalismo y el cortesano proliferan también porque los llamamientos del Papa a la parresía ya la sinodalidad caen ruinosamente en oídos sordos.

ENTIENDO que la cronología de los eventos revela una dirección oculta, dentro y fuera del Vaticano, que durante mucho tiempo ha sostenido los hilos de un complot malvado.

ENTIENDO que aún hoy preferimos sacrificar a un ser humano -quizás un inocente- antes que reconocer que estamos en un error: como hace 2000 años probablemente Barrabás se salvaría y Jesús sería crucificado.
terminará, pero YO SÉ ese castigo – en la propia pequeña manera de uno – comprometerse para que la verdad salga a la luz. Y «si estos callan, las piedras clamarán».

Andrea Paganini.

Historia de Becciu

Revista de prensa.

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