EN LOS PASILLOS de la Suprema Corte se comenta que toda la polémica en torno del aborto fue producto, en realidad, de un cuatro que le puso el ministro Juan Luis González Alcántara a sus compañeros de sala.
SEGÚN ESTO, el dictamen creó una falsa expectativa, pues quienes saben de estos temas jurídicos dicen que nomás no tenía posibilidad de ser aprobado. Y no por una cuestión moral, sino más bien técnica: la Corte no puede ordenarle a un Congreso estatal que legisle, salvo que exista mandato constitucional para que lo haga. Y mucho menos puede ordenarle cómo o en qué términos tiene que legislar.
DE AHÍ QUE González Alcántara quedó como el héroe incomprendido y las otras dos ministras y los dos ministros de la Primera Sala no tuvieron de otra más que quedar como los villanos de los grupos feministas.
Con información de Reforma/Fray Bartolomé