La tradición aunada a los conocimientos científicos y técnicos de una profesión tan antigua como la de los preparadores del cuero, le recordó al Papa Francisco, este mediodía, no solo la importancia de ese oficio en Argentina, su tierra natal, sino también su propio pasaje como estudiante de química en un instituto técnico. De hecho, estas reflexiones las compartió con un centenar de miembros de la Asociación Italiana de Químicos del Cuero que fueron recibidos en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano.
Al destacar la especificidad de esta profesión que une la tradición, la ciencia y la tecnología, el Pontífice quiso manifestar su cercanía y la de la Iglesia a los trabajadores en este momento de “crisis económica y social tan compleja”, causada en parte por la pandemia
Crecer en solidaridad y calidad de trabajo
Tomando a San José como modelo, el Santo Padre les recordó que su ejemplo e intercesión les puede ayudar a “no ceder al desánimo, a utilizar creativamente sus talentos y su gran experiencia para avanzar”. En particular, Francisco se refirió a la importancia de unir la sabiduría y la experiencia de las viejas generaciones con el ímpetu de las nuevas.
Por último, el Papa quiso destacar en este encuentro, que tratándose de un sector donde se utilizan productos químicos es fundamental tener presente el impacto medioambiental de esta actividad, que, si bien está destinada a fabricar bolsos, zapatos y otros productos que forman parte de la cotidianidad, debe hacerse en el respeto de la casa común.
En este sentido, el Santo Padre los exhortó a “dar su contribución específica en el cuidado de la casa común”, abordando con seriedad su propio trabajo, compartiendo los conocimientos y la experiencia, así como las actualizaciones jurídicas y técnicas que ayudan a crecer en responsabilidad social y ecológica.
Alina Tufani- Ciudad del Vaticano