Estas son las líneas guía para que exorcistas puedan afrontar los peligros del diablo

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“El ministerio del exorcista está expuesto a numerosos peligros y ello exige una especial prudencia y también una preparación específica”.

Quien esto afirma es el Cardenal Angelo De Donatis, vicario de la Diócesis de Roma, en el prefacio al libro “Líneas Guía para el Ministerio del Exorcismo”, elaborado por la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE) y editado por Edizioni Messaggero Padova, por el momento solo en italiano.

Estas “Líneas Guía para el Ministerio del Exorcismo” cuentan con la aprobación del Vaticano, después de una revisión en la que han participado tres congregaciones de la Curia Romana.

Se trata del texto oficial de referencia para más de los 800 exorcistas que la AIE tiene en todo el mundo. La Congregación para el Clero lo ha examinado y corregido con la contribución de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Las Líneas Guía no sustituyen a ninguno de los instrumentos oficiales aprobados por la Iglesia, sino que se sitúan en la senda de las enseñanzas de la Tradición.

En el prefacio, el Cardenal De Donatis recuerda que “el exorcista no puede proceder según su propio arbitrio desde el momento en que opera en el marco de una misión oficial que de cierta manera lo convierte en representante de Cristo y de la Iglesia”.

El exorcista, está obligado a recibir una preparación específica “para desempeñar de forma adecuada su oficio”. La Iglesia es consciente de esa necesidad de una formación específica y profunda de los sacerdotes exorcistas, y por ello tiene como punto de referencia el curso organizado por el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum en Roma.

En muchas diócesis del mundo ha crecido el interés por contar con sacerdotes exorcistas bien preparados, debido al aumento del número de jóvenes que entran en contacto con ritos satánicos, muchas veces sin ser conscientes del peligro al que se enfrentan y pensando que se trata solo de un juego.

La Asociación Internacional de Exorcistas está reconocida jurídicamente desde el 13 de junio de 2014 por medio de un decreto de la Congregación para el Clero.

La iniciativa surgió de un pequeño grupo de exorcistas, entre los que estaban el P. Gabriele Amorth y el Siervo de Dios P. Candido Amantini, dos de los referentes entre los exorcistas al servicio de la Diócesis de Roma durante muchos años.

Además del prefacio del Cardenal De Donatis, las Líneas Guía cuentan con una introducción del P. Francesco Bamonte, presidente de la AIE.

Subraya que “los Evangelios nos dicen, sin sombra de duda, que Jesús, en su vida terrena, se enfrentó y luchó contra dos formas de acción del mundo demoníaco: la ordinaria y la extraordinaria”.

Además, recuerda las palabras del Cardenal Bassetti en el congreso de 2018: “Existen en el mundo, en cualquier país y en todas las latitudes, periferias existenciales donde siempre es invierno”.

“En esos lugares espirituales, el aire helado está impregnado por el miedo; y el miedo, unido al sentido de abandono que con frecuencia atormenta a quien allí habita, hace todavía más despiadado el invierno”, señalaba el Cardenal Bassetti.

El jefe de esas periferias donde siempre es invierno “es el maligno que, como recuerda el Papa Francisco, no es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea, sino que es un ser personal que nos atormenta frente al que Jesús nos ha enseñado a pedir cada día que se nos libere para que su poder no nos domine”.

Los exorcistas, decía el Cardenal Basseti, “sois como golondrinas, porque, en las periferias, llegáis para anunciar la primavera y, de hecho, en cierto modo la lleváis”.

Este libro se presenta como un instrumento para que lo puedan emplear los sacerdotes exorcistas en el ejercicio de sus funciones, detallando las prácticas y los métodos correspondientes a las normas con las cuales la Iglesia recula el ministerio del exorcista.

Por otro lado, es también un manual para la formación inicial de los candidatos al ministerio de exorcista y de sus colaboradores –los auxiliares–, y puede ayudar en el discernimiento por parte de las Conferencias Episcopales, las Diócesis y otras realidades eclesiales en los casos de fieles que necesiten a un exorcista, teniendo en cuenta que este tipo de peticiones están en aumento.

Con información de Aciprensa/Redacción

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