En una entrevista con el CNA y en un artículo publicado en su propia web, el cardenal Zen dijo que, por décadas, el Concilio Vaticano II ha sido mal utilizado para avanzar en agendas «subjetivas» y «estrechas» dentro de la Iglesia.
El cardenal pidió una nueva apreciación de los propios documentos del concilio y un renovado entendimiento de lo que la Iglesia enseña acerca de qué es un concilio ecuménico.
«El Vaticano II sucedió hace 50 años, pero seguramente no pertenece al pasado, su luz todavía conduce a la Iglesia a través de la oscuridad de su camino actual», dijo Zen en su artículo, en el que el cardenal advirtió del «peligro» de interpretaciones polémicas.
Zen advirtió contra las interpretaciones del Vaticano II que no son «fieles a los documentos del Concilio, sino más bien a una comprensión subjetiva del mismo».
Tanto las facciones «progresistas» como las «tradicionalistas» dentro de la Iglesia han sostenido recientemente la idea de que el Concilio Vaticano II, que tuvo lugar de 1962 a 1965, representa una ruptura definitiva con la enseñanza y la autoridad previas de la Iglesia. Esta interpretación del Vaticano II es a menudo llamada una «hermenéutica de ruptura».
Zen escribió que tales interpretaciones son ajenas a la naturaleza de un concilio ecuménico.
«Los conservadores radicales dicen: La Iglesia después del Vaticano II ya no es la Iglesia Católica en la que recibí el bautismo. Pero fuiste bautizado en una Iglesia que cree en una Iglesia apostólica, dirigida por el Papa y los Obispos como auténticos maestros de la fe», escribió Zen en su artículo
«Los progresistas radicales dicen: antes del Concilio no se permitía que nada cambiara, ahora con el Vaticano II se han hecho muchos cambios, así que, se debe permitir que muchas cosas cambien también en el futuro».
Rechazando ambas posturas, el Zen citó a St. John Henry Newman:
«La Iglesia es un cuerpo vivo; ciertamente crece y cambia, pero, como dice el Cardenal John Henry Newman, el desarrollo es ‘homogéneo’, es decir, con la identidad sustancial no alterada. Un niño crece hasta la madurez y sigue siendo la misma persona»
La auténtica obra de la reforma de la Iglesia viene «sólo por una decisión de la autoridad legítima, no por una elección arbitraria de nadie, y ciertamente no por deshacer el pasado», añadió Zen.
«El Espíritu Santo de hoy no contradice al Espíritu Santo de ayer».
En su post, impulsado por una serie de artículos sobre el Concilio Vaticano II de un sacerdote de Hong Kong, Zen argumentó que muchos debates sobre el Vaticano II malinterpretan la comprensión teológica de la enseñanza de la Iglesia sobre lo que son los concilios ecuménicos.
«Comencemos desde los fundamentos: ¿Para qué sirven los Concilios Ecuménicos? No son para la creación de una nueva Iglesia, sino para una nueva autocomprensión. La Iglesia fue fundada por Jesucristo sobre los Apóstoles.»
CNA preguntó al cardenal sobre la posición de los católicos que cuestionan la legitimidad del concilio mientras afirman estar dentro de la Tradición.
«La ‘tradición’ de la Iglesia es la Iglesia viva, fundada en los Apóstoles», respondió el purpurado. «Los concilios ecuménicos son los hitos en este viaje de la Iglesia a través de los siglos. El primer ‘Concilio Ecuménico’ de Jerusalén declaró: «»El Espíritu Santo y nosotros (los Apóstoles) hemos decidido…», no es sólo una cuestión de derecho canónico. Cada Concilio Ecuménico es un ‘Sacrosanctum Concilium’!»
Polémicas recientes
En las últimas semanas, algunas voces católicas han argumentado que los documentos del Vaticano II son la causa de posiciones teológicas erróneas desarrolladas después del concilio. Han sugerido que el Concilio Vaticano II debería ser de alguna manera repudiado, ya sea por el Papa Francisco o por uno de sus eventuales sucesores.
El arzobispo y nuncio emérito Carlo Viganò dijo en una entrevista el mes pasado que en el Concilio Vaticano II «fuerzas hostiles» causaron «la abdicación de la Iglesia Católica» a través de un «sensacional engaño».
«Los errores del período posconciliar estaban contenidos in nuce en las Actas Conciliares», añadió el arzobispo, acusando al concilio, y no sólo al post-concilio, de error manifiesto.
Hablando con el CNA, Zen rechazó la idea de que las actas auténticas de un concilio ecuménico puedan contener errores de fe.
«Los errores post-conciliares no pertenecen al Concilio, así como las herejías no pertenecen a la Biblia», dijo el cardenal a CNA.
Citando los debates en curso sobre la reforma litúrgica después del concilio, Zen dijo que «cuando el Papa Benedicto habló de una ‘Reforma de la Reforma en la liturgia’, no estaba repudiando la constitución litúrgica conciliar sino los abusos que se originaron de una interpretación distorsionada o incluso del repudio de esa constitución».
En su artículo del 17 de julio, Zen pidió redescubrir los textos del Concilio, y lo que él llama los verdaderos frutos del Vaticano II. «A través de esos documentos se escucha la verdadera voz del Espíritu Santo», dijo.
Al mismo tiempo, el cardenal reconoció la política humana que se desarrolló alrededor del Concilio, y recordó que era un joven sacerdote que estudiaba en Roma en ese momento.
«Disfruté, como otros jóvenes sacerdotes y seminaristas de Roma, de todas las noticias y chismes diarios sobre el Concilio; las feroces batallas y el estereotipo de la división entre conservadores y progresistas; los Padres del Concilio acusándose unos a otros con panfletos volando sobre la plaza de San Pedro… ¡Las bromas!» recordó en su ensayo.
Más Zen subrayó que los participantes humanos en el concilio, e incluso los ataques espirituales malévolos, no podían superar ni excluir la agenda del Espíritu Santo.
«Hay un dicho, no lejos de la verdad: un Concilio Ecuménico comienza con los esfuerzos humanos, luego viene el diablo para crear problemas, pero al final el Espíritu Santo lleva todo a un final feliz».
El cardenal dijo a la CNA que los católicos de todos los ámbitos necesitan redescubrir y volver a apreciar los documentos del concilio para entender lo que la Iglesia en el período post-conciliar está llamada a ser.
«El Concilio Ecuménico concluyó con documentos», dijo, «entonces es el deber de los papas y obispos hacer de esos documentos realidades vivas».
El CNA preguntó al cardenal si cree que ha habido un fallo en la transmisión de las enseñanzas de los documentos conciliares a los católicos, y cómo podrían ser transmitidas mejor a los fieles.
Zen dijo que «el principal canal [para transmitir las enseñanzas auténticas del concilio] es la formación del clero en el seminario».
«Desgraciadamente hay teólogos que se ponen por encima de los documentos del Concilio, pero, viceversa, hay laicos sobresalientes, dóciles al Espíritu Santo, que sacan de los documentos toda la sabiduría contenida en ellos»
Zen dijo que su exhortación es que todos los católicos se familiaricen mejor con el contexto del propio Concilio, y por qué fue covocado.
«Creo que sería muy fructífero leer el discurso de apertura del Vaticano II por el Papa Juan XXIII, donde explicó el verdadero significado del ‘aggiornamento’: frente a todas las amenazas de la civilización moderna, la Iglesia no debe temer, sino encontrar los caminos aptos para mostrar al mundo el verdadero rostro de Jesús, el Redentor del Hombre»
Con información de InfoCatólica/