Hoy es la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925 para animar a los católicos a reconocer en público que Cristo es Rey: «el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no solo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes», «su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres.» Inmediatamente a la institución de la festividad, numerosos pueblos y ciudades del mundo levantaron monumentos en honor a Cristo Rey de todos conocidos. Las noticias de hoy, sin pretenderlo, son el termómetro de como la intuición de Pío XI al crear la fiesta de Cristo Rey no estaba muy descaminada y hoy seguimos sufriendo los mismos problemas que le dieron origen.
El grupo de católicos ‘sufrientes’, ignorados, y rara vez mencionado por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos o cualquier otro obispo, son las mujeres que se han arrepentido después de un aborto. Hoy una de ellas nos lo cuenta: «Cientos de miles de nosotros miramos, esperamos y oramos para que los obispos nos hablaran. En cambio, los obispos votaron para no tomar una posición contra los políticos católicos que presionan por el aborto. Doscientos veintidós obispos se negaron a estar con su rebaño herido». «Antes de arrepentirme de mis abortos, no pude recibir la Sagrada Eucaristía. Ningún buen sacerdote me habría concedido la absolución si hubiera sabido de mi grave pecado. Sin embargo, a nuestras figuras políticas católicas, que tienen un papel público, no solo se les dice que son «buenos católicos», sino que ahora los obispos les permiten recibir la Sagrada Comunión libremente». «La Iglesia Católica no ha cambiado de posición. Actitudes como este silencio suyo, obispos, crean una confusión aún mayor. El aborto es un pecado grave. Es asesinato, y todos los que lo empujan son cómplices, ¡incluidos todos los obispos que se callan!»
Hoy todo se sabe con pelos y señales y, más antes que después, los casos se publican. Traemos un ejemplo que sirve de aviso a navegantes para que no caigan en la tentación. El jueves 18 de noviembre de 2021: «El Santo Padre Francisco ha recibido esta mañana en audiencia a S.E. Mons. Rosario Gisana Obispo de Piazza Armerina (Italia)». Estos días se han publicado todos los documentos oficiales y escuchas telefónicas entre el obispo y Giuseppe Rugolo, sacerdote de Piazza Armerina acusado de abuso sexual. En las dos mil y más páginas de documentos del juicio, el obispo le dice al imputado: “Ahora el problema no es solo suyo. El problema también es mío porque encubrí esta historia. Así que se esfuerzan por acusarme. Ahora veremos cómo salir de ella». Por mucho que se quieran dar interpretaciones benignas la conversación, que se relata en su totalidad, no requiere interpretaciones particulares. Castas reservadas – personales del amigo Edgar y de la Congregación del Clero pueblan el expediente.
El Código de Derecho Canónico en vigor en el canon 212, establece que los fieles «tienen el derecho, y en ocasiones también el deber, de expresar sus pensamientos sobre el bien de la Iglesia a los sagrados Pastores». Algunos fieles italianos manifiestan su malestar por un comunicado de sus obispos con motivo del ‘día de la vida’. Se refiere a la obligatoriedad de la vacunación que se está convirtiendo en un motivo de enfrentamiento en Europa: «Uno se pregunta dónde ha terminado la virtud cristiana de la prudencia y el principio de precaución de la medicina hipocrática, resumidos en la expresión latina primum non nocere». Lamentan la ausencia de «una intervención aclaratoria, además de un consuelo pastoral para aquellos que legítimamente intentan evitar la experimentación genética en niños. El silencio de la Iglesia, que ciertamente no carece de herramientas culturales y de investigación para emitir un juicio sobre estos temas, parece una deserción desconcertante». «Haber colocado el Evangelio y la Constitución en el mismo nivel demuestra un angustioso aplanamiento en el mundo y la degradación de una Iglesia reducida al rango de «sierva de la ciencia»».
Artículo en italiano sobre el libro de Oscar Alzaga Villaamil «La Conquista de la Transición (1960-1978), Memorias documentadas»: La Transición no fue una concesión amable, planeada desde el principio de manera deliberada, fue una conquista del hábil tejido de una oposición democrática, que creció con el tiempo, alcanzó paulatinamente un consenso mayoritario entre las generaciones más jóvenes entre los años sesenta y setenta, y se vio reforzado por dos elementos: el cambio de la Iglesia católica con el Concilio Vaticano II y el pontificado montiniano que definió legitimado en la raíz de un sistema no solo autoritario sino también clerical y el vínculo con la Comunidad Económica Europea, cada vez más necesario para asegurar el desarrollo del país». Siempre es interesante contar con el testimonio de personas autorizadas sobre el papel de la iglesia en momentos históricos importantes.
Ettore Gotti Tedeschi nos ofrece uno se sus artículos, siempre interesantes, sobre «Similitudes entre hoy y sesenta y ocho»: «Ambos se manifiestan en un contexto de impugnación del capitalismo y el autoritarismo, cambiando solo las motivaciones declaradas. Ayer, en 1968, la petición de una libertad más absoluta, hoy la petición de una «sostenibilidad» más absoluta (medioambiental, y sobre todo de inclusión)». «Desde un punto de vista más religioso-moral, hubo un auge de la teología de la liberación que se extendió por todas partes. Entonces nacieron los sacerdotes obreros, primero opuestos por la jerarquía, luego acogidos y legitimados en el Vaticano II contemporáneo. Se difundió una nueva doctrina católica propuesta por varios Don Mazzolari, Don Milani, Dom Franzoni, etc. En total, 68 grupos de católicos disidentes ocuparon la catedral de Parma pidiendo a la iglesia que distribuyera los bienes entre los pobres, desafiara al capitalismo, destituyera a los sacerdotes conservadores, celebrara misas batidas …». ¿ Es legítimo preguntarse si estamos ante un segundo sesenta y ocho avanzado que utiliza las oportunidades de la crisis económica moral que se inició a finales de los sesenta y eliminar, definitivamente, los residuos de la civilización cristiana?
Macron, el viernes por la mañana, irá al Vaticano para encontrarse con el Papa Francisco en una audiencia privada. Según La Croix, le gustaría persuadir al Papa Francisco para que intervenga en Bruselas o en Starsburgo en los primeros días de 2022 para relanzar el papel de Europa en el periodo en que Francia asumirá la presidencia rotatoria de la UE.
El Papa Francisco interviene para que el Atlético San Lorenzo de Almagro, de Buenos Aires, para evitar que el campo del barrio sea desmantelado para dejar espacio a las canchas de pádel de la instalación deportiva «Benedetto XV» propiedad de la Fundación Caballeros de Colón. La respuesta vino del Vaticano, firmada por el amigo Edgar. El Vaticano ya ha comunicado que de la Misa en San Pedro por Maradona y con el Papa Francisco no hay nada, cuanto echamos de menos clarificaciones tan rápidas sobre otros temas mucho más importantes.
Carta de Benedicto XVI que aparece en una colección de «ensayos en honor a Livio Melina» durante diez años (2006-2016) decano del Pontificio Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, sucediendo en este cargo a los cardenales Caffarra y Scola: «Livio Melina es sin duda uno de los grandes de la teología moral de este siglo. Con valentía y competencia defendió una teología moral que sigue la tradición de la Iglesia. Así es exactamente como se desarrolló su creatividad». El Papa Benedicto XVI se lamenta de no poder colaborar en la publicación en su honor: «Encontraré la manera de asegurarle a Don Livio mi amistad y mi admiración».
El Papa Francisco ha hablado del Papa Benedicto con ocasión de la entrega anual del galardón a él dedicado. A lo largo de la semana, aparecieron fotos del emérito con los ganadores que apareció «lleno de alegría de vivir». Para el Papa Francisco su antecesor «se caracterizó por una enseñanza luminosa y un amor inquebrantable por la verdad». Se encuentra entre los «grandes maestros de la filosofía y la teología de nuestro tiempo». «No olvidemos que Benedicto XVI continuó estudiando y escribiendo hasta el final de su pontificado. Hace unos diez años, mientras cumplía sus responsabilidades de gobierno, se comprometió a completar su trilogía sobre Jesús y dejarnos así un testimonio personal único de su constante búsqueda del rostro del Señor ”.
«Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad».
Specola.
Infovaticana,