La práctica de la caridad, es de vital importancia para todos aquellos que somos seguidores de Jesucristo y que deseamos hacerlo presente en nuestro diario vivir.
Dice el Papa Francisco: “La caridad es el abrazo de Dios, nuestro Padre, a cada persona, especialmente a los más pequeños y a los que sufren, quienes ocupan un lugar preferencial en su corazón”. (Discurso, XXI Asamblea General de Caritas Internacional, 2019)
En todo momento, los cristianos debemos hacer presente ese abrazo divino a nuestro prójimo, de manera particular en este tiempo de pandemia, en donde cada día aumenta el número de personas que requieren de nuestro apoyo para poder salir adelante.
Por lo que deseo expresar mi sincera gratitud a todos los que, movidos por su corazón fraterno, han manifestado su solidaridad haciéndose presentes en Cáritas, organismo de la Iglesia que se encarga de coordinar y hace llegar el apoyo a las personas más vulnerables.
De manera especial, quiero reconocer la cercanía de los fieles para con nuestro Seminario de Monterrey, al estar pendientes de la formación de los futuros sacerdotes, entregado sus donativos (económicos y en especie) a nuestra institución, los cuales son canalizados debidamente para sostener a nuestro Seminario. Dios se los multiplique en bendiciones.
Asímismo, les recuerdo que a los hermanos enfermos por COVID, se les está atendiendo en las instalaciones de la Casa de la Iglesia, la cual está ubicada en los terrenos del Seminario Menor, y que hemos abierto solidariamente. La atención que ahí se brinda, depende directamente de la Secretaría de Salud, ya que son ellos quienes tienen las herramientas necesarias para dar la atención a quienes deben permanecer en aislamiento.
Si alguien desea apoyar a quienes ahí se encuentran, puede comunicarse a las oficinas de la Secretaría de Salud, en donde les proporcionarán las necesidades que tienen.
Finalmente, y ante la próxima llegada del huracán Hanna a nuestras tierras, les invito a permanecer en sus hogares, tomando muy en cuenta las indicaciones de las autoridades.
Si bien las lluvias son una bendición para nuestras presas y tierras de cultivo, también somos conscientes de la importancia de estar resguardados, ya que se pronostican fuertes precipitaciones, lo que dificultará la movilidad en la ciudad.
Cuidémonos todos.
Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey