Saberes y sabores.- La Esperanza es combativa y tenaz

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La Esperanza mira hacia el frente, hacia lo que está por llegar y que en ocasiones nos provoca dudas y temor: Mira hacia un futuro en el que se habrán superado dificultades y enfermedades, en el que la salud habrá regresado y el consuelo ya no será necesario. Su mirada, es mirada de esperanza.

Una de las grandes dificultades en los jóvenes en la actualidad es que fácilmente pierden la esperanza, el sentido total de su existencia, esto expresado en el desánimo, falta de interés en las actividades que realizan, mayormente viven sin metas ni objetivos claros, un desequilibrio en el uso de la sexualidad, pero también la falta de amor al creador y un verdadero valor a la amistad, sin contar la ola de suicidios que ocurre en ellos.

El porvenir parece cerrado delante del hombre, que en ocasiones expresa sus dudas diciendo: nuestra esperanza se ha acabado, para algunos que viven esa esperanza soterrada, guardada como si estuviera debajo de la superficie de la tierra, a lo que refleja casi nulidad, pero recordemos que no debe desaparecer esa esperanza.

Para mantener la esperanza se debe esperar, aunque esta tarde en demasía. Esperar una vida mejor con mejores condiciones de vida es auténtico en todo hombre que anhela lo mejor para él y sus seres queridos. La esperanza está asociada a la fidelidad, cuya solidez pasa la prueba del desgaste en la vida cotidiana y esta da como fruto una vida mejor en el caminar juntos, “como compañeros de viaje”.

Uno de los ejemplos más claros de lo que es la esperanza lo encontramos en aquellos hombres y mujeres que a pesar de todo lo que les ha sucedido, siguen creyendo en ellos, siguen creyendo en los suyos y siguen creyendo en Dios. Su esperanza nunca se perdió, por más que les decían, ellos seguían siendo fieles, de esa esperanza hoy quiero hablarles.

La amistad, la familia, las emociones, los recuerdos, en definitiva, los sentimientos llenan un bello espacio que nos invita a vivir con esperanza en estos tiempos difíciles de la vida actual, donde al parecer todo se torna turbio, como nublado que no permite ver con claridad, como si fuéramos viajando en carretera con una neblina espesa. La esperanza son los faros con luz, que nos dan la certeza de que sigamos en el camino y que pronto llegaremos a nuestro destino, sabedores que atrás de lo que no se ve, hay vida, hay amigos, hay familias, seres queridos que nos esperan y motivan a vivir con esperanza.

Existen ciertos riesgos de aquellos que: Esperan lo mejor por sus propias fuerzas, sin la ayuda de nadie, ni mucho menos de Dios, otros que esperan mejores condiciones de vida sin hacer esfuerzo, dedicación, ni disciplina ¡que pensar en hacer buenas obras! o ayudar a los demás, unos cuantos que viven pensando que ya habrá oportunidad de cambiar en el momento de la muerte, y viven un estado habitual de desorden. Así será casi imposible vivir en esperanza.

Pudiéramos tratar de concluir que, la esperanza nos ayuda a superar estos días difíciles, con la certeza de que “las tinieblas se convertirán en luz”. La esperanza no es un optimismo pasivo sino, por el contrario, es combativa, con la tenacidad de quienes van hacia un destino seguro, porque impulsa al hombre a no perder de vista la meta final que da sentido y valor a toda su existencia y, por otra, le ofrece motivaciones sólidas y profundas para su compromiso cotidiano en la transformación de la realidad para hacerla conforme al bien.

 

RUAN ÁNGEL BADILLO LAGOS.

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