Era el hombre más buscado, el protagonista inesperado de las últimas dos semanas. Xavier Novell (52), el obispo que ha pasado de oficiar misa ante alguna cámara eventual a sortear periodistas apostados 24/7 en la puerta de su refugio romántico en Manresa, fue sorprendido el pasado lunes por una cámara de TV3 a las seis de la mañana, cuando vestido con ropa deportiva se disponía a sudar los demonios -figurados- que le acechan.

Antes se encontró a Silvia Caballol (38), la psicóloga y pareja del obispo cuyas incursiones en la novela erótica y satánica han sido la otra cara de la noticia, que quedó petrificada ante el hallazgo nocturno del programa Viva la vida de Telecinco. Preguntada con la insistencia típica de estos formatos televisivos, formuladas algunas de las cuestiones con una dificultad inusual -«¿Qué opinas de su mala praxis de convertir a los homosexuales y ahora tú estás con él?«-, no hubo respuesta y se subió a su coche con la premura de quien acaba de atracar un banco, sorprendida ante la agresividad lumínica de la cámara.

33 METROS CUADRADOS

Este es el balance obtenido por los reporteros de la televisión pública catalana y del canal de Mediaset, que han montado su garita en uno de los últimos números de la carretera de Santpedor. Allí fraguan su relación Novell y Caballol junto a sus dos hijos menores. Y hasta la mismísima puerta han llegado también a preguntarles: «Escuchamos platos, están cocinando», interpretaba el reportero enviado, acercando la alcachofa a la madera.

Según el medio local Regiò7, los vecinos avistaron a primeros de septiembre a una pareja sacando maletas de un coche «con la clarísima intención de instalarse». Todo indica que eran ellos, si bien al desembarco no lo siguieron más apariciones. Que se sepa, ni han pedido sal ni se han presentado con una tarta como ocurre con los recién mudados en los barrios residenciales de Connecticut. Al contrario, a juzgar por las capturas mediáticas indicadas, las salidas son dosificadas y se producen a horas intempestivas, como si el piso lo hubiera ocupado la KGB.

También indica el medio citado la disposición del apartamento, de 33 metros cuadrados, ubicado en un bloque de «viviendas muy pequeñas» con «dos habitaciones, un comedor, una cocina y un baño». La acera de enfrente se ha convertido en un lugar de parada para los caminantes, un repecho donde intentan contrastar que la cara tras la cortina es la misma con la que le han envuelto la lubina en la pescadería. Asegura el medio local que «una paloma, sin la apariencia de un pájaro espino» fue la única señal de vida que se divisó en el balcón el domingo pasado.

La última anécdota: en los bajos del edificio se encuentra una parroquia, la iglesia de San Pedro Apóstol, donde el obispo todavía no ha ido a misa.

OMELLA PIDE RESPETO

Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, criticó el pasado martes en una entrevista en Radio Estel la presencia de los medios de comunicación en el nuevo domicilio del obispo por tratarse de programas «muy poco respetuosos con la intimidad de las personas». Programas que, según Omella, «se basan en el morbo, pero que desgraciadamente son los que tienen más audiencia, cuando tendrían que ser los que se basan en la formación y la información recta y objetiva»

También hizo un llamamiento a «tener confianza y respetar a la persona; él sabe por qué ha renunciado y nos lo dirá cuando sea el momento, el ritmo de las personas no es igual para todos y hay que respetarlo».