A través de un golpe de sospechosa unanimidad, los integrantes del máximo tribunal de justicia de México le hicieron el trabajo sucio a los partidos políticos impulsores de la cultura de la muerte:
1.- Despenalizaron el aborto con “efecto dominó” para todo el país, evitando con ello que los partidos y políticos abortistas se desgastaran en debates legislativos de cara al pueblo católico y
2.- Prácticamente emplearon el mismo argumento anticientífico apenas externado el viernes pasado por Joe Biden, el Presidente socialdemócrata de Estados Unidos: esto es, que la vida no comienza en la concepción.
En efecto, la ministra mexicana Ana Margarita Rios Farjat, dijo con todo desparpajo en la sesión de este martes de la Suprema Corte de Justicia:
“En 2008 hubo una sentencia en favor de la mujer y en 2012 la Corte Interamericana resolvió que no es procedente otorgar el estatus de persona al embrión”.
Para ella, pues, así como para quienes impulsan la práctica del aborto, a ese nuevo ser humano en desarrollo dentro del seno materno no se le puede reconocer el derecho a seguir existiendo, a mantenerse con vida, porque según ellos “no es persona” … dado que ellos mismos tampoco creen que la vida misma comience en la concepción.
Así, el aborto se aprueba en razón de creencias, de ideologías, y no de razonamientos, no de validaciones científicas, no de evidencias empíricas.
El viernes pasado, en efecto, Joe Biden dijo: «Respeto a quienes creen que la vida comienza en el momento de la concepción. No estoy de acuerdo, pero lo respeto». Y este lunes, para justificar la despenalización del aborto en México, esto es, para dejar impune el asesinato del nuevo ser en formación dentro del seno materno, la ministra Rios Farjat tampoco sustentó su parecer en demostración científica alguna, sino en la mera exteriorización de lo que se conoce como “argumento circular”; esto es, sí porque sí, o no porque no. Es decir, votó por despenalizar el aborto simplemente porque “en 2008 hubo una sentencia en favor de la mujer” y porque “en 2012 la Corte Interamericana resolvió que no es procedente otorgar el estatus de persona al embrión”. O sea, una Ministra que se refugia en los decires, en las decisiones de otros, para tratar de justificar lo injustificable, al no poder demostrar científicamente la inexistencia, la ausencia de vida en ese nuevo ser.
EL PENSAMIENTO ÚNICO, PRODUCTO DEL “EFECTO DOMINÓ”.
Ya la sesión sesión plenaria del lunes 6 de septiembre del máximo tribunal de justicia de México, había adelantado lo que el martes cayó como un balde de agua helada: es decir, la mayor parte de los Ministros manifestó que secundaba la propuesta de declarar inconstitucional la penalización del aborto en un estado de la República mexicana.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR, POR ESTAR VINCULADA CON EL TEMA
¿Quién protege el “Estado de Derecho” en México? ¿Quién defiende al inocente e indefenso en el vientre materno? ¿Cómo que se puede “interrumpir el embarazo por un corto periodo de tiempo”?
Pero no solo eso: también permitió conocer que tal resolución adquiriría el carácter de suceso histórico, pues de conformidad con la normatividad vigente, la determinación debe ser aplicada siempre y en todos los casos, dentro del territorio mexicano, cuando está avalada por la cuasi totalidad de los integrantes de la Suprema Corte.
Así que no fue extraño que el martes se produjera la votación favorable a la despenalización del aborto. Lo sorprendente, lo sospechoso, fue que, “repentinamente”, todos los Ministros…pensaran lo mismo.
Es decir, aún aquellos que inicialmente habían externado su opinión contra la despenalización, de la noche a la mañana se convirtieron, aparecieron ante la sociedad mexicana, como férreos defensores del asesinato.
Esa sospechosa unanimidad queda así convertida en un motivo más de duda acerca de la autenticidad de la tan proclamada “independencia” del Poder Judicial. Por el contrario, lo que deja en claro es que esa repentina, “casual”, sospechosa uniformidad de criterios esconde el compromiso de imponer la práctica del aborto y abatir la objeción de conciencia…por consigna. Y de que se está mandando un mensaje claro, definitivo, hacia el movimiento pro vida y pro familia de México: no habrá marcha atrás.
Esa sospechosa unanimidad de los ministros de la Suprema Corte de Justicia fue una jugada de “efecto dominó”: la resolución de una controversia constitucional con un Estado, se transformó en la despenalización-legalización del aborto en todo el territoirio nacional, sin necesidad de llevar al cabo cambios en las Constituciones de todos los estados de la República. Bastará con recurrir a lo decidido por la Suprema Corte este martes, para dejar impunes a todos los coludidos en el asesinato de los inocentes en el seno materno.
Y tal “efecto dominó”, lo que representa es la imposición del llamado “Pensamiento Único” en México: TODO AQUEL QUE QUE NO CONCUERDE CON EL PATRÓN ABORTISTA, PODRÁ SER SANCIONADO, ACUSADO ANTE LOS TRIBUNALES…DE OPONERSE A LA LEY, A LO DECIDIDO POR LA SUPREMA CORTE.
O matas o cárcel. Como se diría a nivel popular: “o matas…o cuello”.
De tal manera que la resolución adoptada este martes 7 de septiembre de 2021 en México no solo garantiza el asesinato de millones de seres ya en gestación o por concebirse, sino la cárcel, la “excomunión social” (como diría Benedicto XVI) para médicos y personal hospitalario comprometido en la defensa de la vida y la familia en el país.
Lo dicho y decidido por los ministros de la Suprema Corte de Justicia de México, sirve para desenmascarar el verdadero significado del término “salud reproductiva”. No queda lugar a dudas de que se ha utilizado mundialmente como sucedáneo del crimen del aborto.
Pero también queda en claro que el gobierno priista de Enrique Peña Nieto fue el que dio origen a la controversia constitucional contra la penalización del aborto. Algo que no debe ser pasado por alto por los dirigentes de los movimientos pro vida y pro familia de México, seducidos por el PRI, el PAN y el PRD a través de la coalición “Va Por México”.
