Caltzontzin fue llamado San Salvador Combutzio, una antigua comunidad asentada en los cerros que circundaban el valle de Capatzin, donde actualmente se levanta el volcán Paricutín, en el estado mexicano de Michoacán.
Esta comunidad emigró en 1943 a otros lugares, hasta quedarse establecido, el 10 de junio de ese mismo año, en un nuevo pueblo al que llamaron Caltzontzin, situado en los terrenos de la ex hacienda de Santa Catarina, en las cercanías o colindancias con Uruapan. Desde el siglo XVI, a Combutzio se le había agregado el nombre de San Salvador, en honor de su santo patrono: el Divino Salvador, una imagen de Cristo tallada en madera, ataviada con ornamentos y bordados alusivos a la Eucaristía, adornada con un resplandor en su cabeza y un trozo de pan en su mano izquierda.
La actual comunidad de Caltzontzin, que fue erigida parroquia en 1970, festejó en grande, el viernes 6, a su santo patrono. La extensa demarcación eclesiástica es atendida, desde hace varios meses, por el Sr. Cura Elías Sánchez Ramírez, con el apoyo del Pbro. Alejandro Villagómez Arriaga, ellos organizaron con la ayuda de los cargueros mayores de la parroquia, un solemne novenario, a base de misas, rosarios y procesiones como parte central de las actividades de esta edición 2021; en las que participaron niños, jóvenes y adultos de las 16 colonias que integran la parroquia, entre las que se encuentran: San Rafael, Charquito, Sol Azteca, Valle Dorado, Doctores, Leandro Valle, Villas del Sol, Progreso Social, Rincón Griego, Nuevo Paricutín, La Cofradía, La Huerta, Toreo el Alto y Toreo el Bajo.
Dentro de la novena de preparación, el lunes 26 de julio, por la mañana, fue administrado el Sacramento de la Confirmación a más de 150 adolescentes y jóvenes, en 3 ceremonias presididas por Mons. Rafael Valdés Torres, Obispo de Ensenada, a las 11 de la mañana, al mediodía y a la 1 de la tarde, atendidas por el Equipo Litúrgico de la parroquia. En su mensaje central Don Rafael invitó a los presentes a dar testimonio de fidelidad al Evangelio, así como a la vivencia de la fe, con el propósito de que adolescentes y jóvenes sean fuertes, gracias a la efusión de dones del Espíritu Santo.
Como de costumbre, el día de la fiesta muy temprano le fueron entonadas las tradicionales mañanitas al Divino Salvador; además, por la mañana se llevó a cabo una misa de primeras comuniones, todo el día estuvo enmarcado por la tradicional música de banda y quema de cohetones; la Misa de Función fue a la 1 de la tarde, presidida por el Pbro. Juan Carlos Gutiérrez Ramírez, Párroco de San Felipe de Jesús, en Zamora, a quien acompañaron el párroco del lugar y otros sacerdotes. Ese mismo día, por la tarde, se llevó a cabo una procesión por todo el pueblo, con la imagen peregrina del Divino Salvador, trasladada en un nicho arreglado detalladamente para la ocasión; el tradicional recorrido fue encabezado por las autoridades religiosas y los cargueros mayores, y en él participó un centenar de niños, jóvenes y adultos, ataviados con trajes tradicionales y acompañados por varias orquestas y bandas de música. Paralelamente, entre otras actividades, hubo un torneo de baloncesto, y por la noche, la quema de fuegos pirotécnicos, para culminar con el tradicional baile, en la plaza del lugar.
Como en años anteriores, la celebración se prolongó durante 2 días consecutivos, con diversas actividades en honor del Divino Salvador. En esta comunidad también se encarga el cuidado de las imágenes religiosas durante todo un año, a ciertas personas, y a otras, de la fiesta patronal, en la que lucen las danzas, como la de los soldaditos, que se distinguen por su indumentaria tradicional.