Thomas Reese, sacerdote jesuita y periodista, propone en su última contribución al Religion News Service que el Papa excomulgue como herejes a los escépticos ante las vacunas y a los negacionistas del Cambio Climático.
El padre Reese es un viejo conocido en estas páginas. Representante del ala más progresista de los ‘renovadores’, Reese pidió el pasado abril, adelantándose al motu proprio Traditionis custodes, que se prohibiera a los jóvenes asistir a Misas en la Forma Extraordinaria. Y hoy pide que se declare herejes a quienes pongan en duda la tesis defendida por los científicos de Naciones Unidas sobre el apocalipsis de nuestro tiempo, el llamado Cambio Climático Antropogénico, así como a quienes plantean duda sobre la eficacia de las vacunas comercializadas contra el covid.
Es un error común criticar a los modernistas de hoy por lo que dicen defender, y alegar, así, que una falsa misericordia divorciada de la justicia no tiene sentido, que relativizar la verdad conduce a la destrucción de la fe, y que tolerancia con el error ni siquiera es un virtud cristiana. Y no porque nada de eso sea falso, sino porque no defienden realmente nada de eso, ni la misericordia, ni el relativismo ni la tolerancia, sino que las usan como arma contra sus rivales intelectuales.
Reese, colaborador habitual en el órgano jesuita America y en el National Catholic Reporter, es típico en este sentido: toda la tolerancia que defiende para quienes atacan puntos de la doctrina perenne se vuelve intransigencia cuando lo atacado es alguno de los dogmas del mundo secular.
Thomas Reese, a la izquierda, junto a su hermano, Edward Reese.
Por Carlos Esteban.
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