Desairan obispos a Francisco y se resisten a eliminar la Misa tradicional

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Las respuestas al último motu proprio papal de los obispos en países donde la Misa Tradicional ganó cierto arraigo en los 14 años de vigencia de Summorum pontificum sigue siendo sorprendentemente tibia. Se suman a los pastores renuentes a cortar por lo sano dos presencias inesperadas: algunas diócesis de la Alemania rebelde y, para general sorpresa, el arzobispo de Chicago y gran defensor de Francisco y favorecido por él, el cardenal Blaise Cupich.

Cuando los alemanes -¡los alemanes!- no acogen con absoluto entusiasmo un golpe a la tradición (con minúsculas) como es el motu proprio Traditionis custodes, es hora de pensar que aquí está pasando algo.

Lo razonable, lo esperable, es que la Iglesia alemana, vanguardia del progresismo eclesial, se lanzara sobre el documento con el entusiasmo de, digamos, la Conferencia Episcopal de Costa Rica y prohibieran las Misas Vetus Ordo del último palmo de suelo alemán. Después de todo, si un grupo en la Iglesia representa esa amenaza de dividir la Iglesia que el Papa achaca a los tradicionalistas, aunque por el otro lado, es el episcopado alemán, decidido a adaptar las enseñanzas y prácticas católicas al mundo moderno aunque eso suponga desafiar a Roma.

Pero no. O no universalmente, al menos. De hecho, varias diócesis alemanas han confirmado ya que no van a hacer cambios por el momento en cuanto a las Misas Tradicionales que se celebran ya en su territorio.

La Diócesis de Limberg informó a CNA Deutsch que seguirá como hasta ahora. La de Limburgo, de la que es obispo el actual presidente de la Conferencia Episcopal, Georg Bätzing, ha declarado que “la práctica que se ha probado hasta la fecha, sacerdotes especialmente encargados de la celebración de Misas según la Forma Extraordinaia en localizaciones fijas, no variará por el momento”.

También han anunciado que no habrá novedades por el momento las diócesis de Rottenburg-Stuttgart, Augsburgo y Munich y Freising. Alguna que ha anunciado que no permitirá Misas Tridentinas -Magdeburgo, por ejemplo-, no tenía ninguna, en cualquier caso.

La situación en Estados Unidos es todavía más desfavorable al motu proprio, por así decir, con obispos que, en el peor de los casos, retrasan una decisión definitiva sobre las Misas ya programadas. Obviamos el caso de Salvatore Cordileone, del que ya hablamos en otra ocasión.

El obispo de Springfield, monseñor Thomas Paprocki, abogado canonista, permitió a todos los sacerdotes, en un decreto emitido el 19 de julio, continuar como de costumbre. El obispo de Knoxville, monseñor Richard Stika, un prelado que acostumbra a pelearse con los ‘tradicionalistas’ en redes sociales y que ha propuesto que se haga de comulgar en la mano la única opción, ha seguido en esto la línea de Papropicki.

En un decreto emitido el 21 de julio, Stika se remitió al canon 87, no sólo para permitir que continúen todas las Misas Romanas, sino también para hacerlo en las iglesias parroquiales en contra de los deseos de Francisco. Stika explica que todas las Misas Romanas se celebran en iglesias parroquiales y que no hay alternativas disponibles.

Pero el caso más sorprendente es el de ese campeón de la renovación, de la escudería de McCarrick y gran favorecido de Francisco, cardenal Blaise Cupich, arzobispo de Chicago. Aunque en la nota que ha publicado se deshace en alabanzas hacia Francisco y su iniciativa litúrgica, anuncia que “por el momento” las cosas quedarán como hasta ahora con respecto a la celebración de Misas Tridentinas.

Nos preguntamos si esta ‘rebelión discreta’ tiene algo que ver con lo que escribía hace unos días Sandro Magister, en el sentido de que ya muchos prelados tienen la cabeza en el próximo cónclave.

 

Por CARLOS ESTEBAN.

Infovaticana,

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