Michel de Saint Pierre (1916-1987), el autor de los bestsellers Los aristócratas y Los nuevos curas, vivió toda su vida con pasión, comprometiéndose sin rodeos. Más de treinta años después de su vuelta a la casa del Padre, no es demasiado tarde para recordarle y volver a descubrir una obra que merece salir del purgatorio en el que se pretende dejarla, como destaca Philippe Maxence en L’Homme Nouveau:
Michel de Saint Pierre: un novelista en el combate de la fe
Hijo del historiador normando Louis de Saint-Pierre, Michel de Saint-Pierre nació en 1916 en Blois, el departamento de Loir-et-Cher. Tras recibir su educación escolar en Versalles, estudió Filosofía y Literatura Clásica en la Sorbona.
A los dieciocho años rompe con su ambiente y trabaja como obrero metalúrgico en Saint-Nazaire. Sin embargo, la atracción por el mar venció a la fábrica. Al cabo de un año de trabajar como obrero se enroló como simple marinero. Otra vida se abrió ante él, que le permitió escribir un ensayo sobre la voluntad, Vagabondages [Vagabundeces].
Con la audacia de sus diecinueve años, escribe a Jean de La Varende [ganador en 1938 del Gran Premio de Novela de la Academia Francesa]. La respuesta es la de un señor: La Varende escribe el prólogo al modesto ensayo de su joven admirador.
Jean de la Varende (1887-1959), escritor monárquico y católico, publicaría años más tarde su epistolario con Michel de Saint Pierre.
«Realmente le tomo en serio: tiene veinte años, es un adolescente duro. ¡Es un San Quirico de la vida! (…) Creo que se convertirá en un gran escritor».
El futuro no alteró esta profecía.
Testimonio cristiano
El futuro inmediato se llamó «guerra» y sorprendió a Michel de Saint-Pierre mientras estaba en el portaaviones Foch. Tras el armisticio, ejerció distintas profesiones en Lyon antes de trasladarse a París en 1941. Enseguida empezó a participar en las actividades de la Resistencia. Además, tuvo tiempo de prometerse (1942) y casarse (1944), y de recibir varias condecoraciones, entre ellas la Medalla de la Resistencia. En el marco de la red Vélitre Thermopyles [de la Resistencia], informaría a los ingleses sobre el emplazamiento de las rampas de lanzamiento de los misiles balísticos V1 y V2.
El jesuita Pierre Chaillet (1900-1972) está considerado por los judíos un ‘justo entre las naciones’ por los muchos a los que salvó durante la guerra.
Cristiano convencido, colaboró desde la clandestinidad con los Cahiers du Témoignage chrétien del padre Pierre Chaillet, S.I. (1900-1972), en los que escribirá las críticas cinematográficas. Sobre estos años, Jacques Mauduit ha escrito: «En el equipo de Témoignage chrétien, Michel era como un extraterrestre. Sus convicciones políticas le situaban en el lado opuesto al del resto de los periodistas: de hecho, no escondía su fidelidad a la causa monárquica, como tampoco su pertenencia a la democracia cristiana, un sistema de valores totalmente distinto, aunque estimable».
Escritor famoso
Pero Michel de Saint-Pierre aspira, sobre todo, a escribir. En 1945 publica una colección de relatos, Contes pour les sceptiques. Le siguen una primera novela, El mundo antiguo y, después, La mer à boire, que recibe el Gran Premio de la Sociedad de los Literatos. Tras un ensayo sobre Montherlant, bourreau de soi-même, y una obra dedicada a Santa Bernardita, publica el libro que le dará a conocer al gran público: Los aristócratas. Esta novela, que retrata el fin de un mundo, recibe el Premio de los Libreros de Francia, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y es llevada al cine por Denys de La Patellière, con guión de Roland Laudenbach y con Pierre Fresnay en el papel principal.
Denys de la Patellière dirigió en 1955 una versión cinematográfica de «Los aristócratas», con François Guérin en el papel del padre Maubrun.
A partir de este momento el éxito no le abandona y publicará en total más de cuarenta obras, incluida una obra teatral, Les Écrivains, escenificada en el Teatro des Mathurins. Michel de Saint-Pierre pone esta fama literaria al servicio de la fe cuando la Iglesia es sacudida en los años sesenta por una crisis terrible. Contrariamente a lo que la espuma del tiempo pueda hacer creer, se interesa por los sacerdotes sobre todo desde el punto de vista de la santidad, y dedica una obra a la figura de San Juan María Vianney (La vida prodigiosa del cura de Ars).
El postconcilio francés no se conoce ni se entiende sin leer «Los nuevos curas», un bestseller absoluto en una Francia aún católica y también profusamente editado en España.
En 1964 publica Los nuevos curas, novela verdadera sobre una Iglesia de Francia en crisis. Saint-Pierre aborda este tema espinoso como católico pero también como novelista.
Michel de Saint Pierre describió en sus novelas los profundos cambios sociales y culturales de los años 60 y 70, en particular en la Iglesia y en una sociedad que aún tenía a la Iglesia como referencia y guía moral.
Antes había tratado el problema de las élites y de la juventud en libros como Los nuevos aristócratas y La nueva raza. Con Los nuevos curas cree rematar un tríptico dedicado a los «mutantes» de la sociedad moderna.
El Smog
¡Error! Aprobado por el público, el libro es condenado por el clero. En respuesta, el autor publica Santa Cólera, libro en el que da explicaciones y aporta la prueba de que su novela se basa en datos reales. Es una defensa de la mayoría silenciosa, que sufría entonces la dictadura progresista. Lanza, también, un Llamamiento a los obispos y recibe enseguida el apoyo de Jean Ousset [1914-1994, uno de los fundadores de la Ciudad Católica], Jean Madiran [1920-2013, fundador de Itinéraires] y André Giovanni. Para continuar defendiendo la fe católica de la mayoría silenciosa, los cuatro se convierten en uno bajo el nombre Smog, formado por la primera letra de cada uno de sus apellidos. Siguen otros libros sobre el mismo tema: Esos curas que sufren, Los murmullos de Satán, Le ver est dans le fruit [El gusano está en la fruta].
Michel de Saint Pierre publicó buena parte de su obra en español (Plaza & Janés, Luis de Caralt, etc.), con varias novelas en la mítica colección Reno. Pincha aquí para buscar algunas de sus obras disponibles.
Mientras tanto, Michel de Saint-Pierre se convierte en el presidente de la asociación Credo que intenta, bajo su mando, mantener una línea difícil de fidelidad al Papa y de amistad con monseñor Marcel Lefebvre. En octubre de 1976 concede una entrevista sobre este tema a Thierry Boutet para L’Homme Nouveau, en la que revela haber sido intermediario, a petición del Vaticano, entre Pablo VI y el obispo rebelde. Pero contrariamente a los deseos del escritor, la reconciliación no tiene lugar.
Hombre comprometido, nos equivocaríamos si le reducimos a un cliché. Políticamente muy a la derecha, unos de sus amigos fue Alain Decaux, ministro de Mitterrand, y su cuñado era Michel Poniatowski, antiguo ministro de Giscard. Tradicionalista a nivel religioso, podía contar con la amistad del padre Michel Riquet, partidario convencido de no condenar a la masonería, o de Gilbert Cesbron [autor en 1952 de Los santos van al infierno, donde abordaba con simpatía de forma pionera la cuestión, muy polémica en los veinticinco años posteriores, de los «curas obreros»].
Pero, por encima de todo, es un escritor. Libros como La pasión del padre Delance o Les Cavaliers du Veld lo confirman plenamente. Desarrolló un estilo propio, límpido, no excesivamente rebuscado, dominando la capacidad de terminar el relato recurriendo al diálogo, que le aporta de repente una vital efervescencia.
Otros novelistas abordaron la crisis postconciliar en la Iglesia bajo una perspectiva de fe, pero con el bálsamo del humor: Giovanni Guareschi en «Don Camilo y los jóvenes de hoy», o Fernando Vizcaíno Casas en «La boda del señor cura». Michel de Saint Pierre adopta en sus obras, a través de la figura del padre Delance, una perspectiva casi mística de la tortura interior que padecieron numerosos sacerdotes en los años 60 y 70, que se llevó por delante el compromiso sacerdotal de miles de ellos en todo el mundo.
En Sous le soleil de Dieu [Bajo el sol de Dios] nos entrega su testamento. En él, L’Homme Nouveau está presente en la persona de Marcel Clément, [1921-2005, director histórico de L’Homme Nouveau en los años de la debacle postconciliar], a quien dedica todo un capítulo. Es ese en el que Michel de Saint-Pierre recuerda a [la mística estigmatizada] Marthe Robin…
Traducción de Helena Faccia Serrano.
ReL.