Vengan conmigo

Pbro. Crispín Hernández Mateos
Pbro. Crispín Hernández Mateos

En las lecturas  de este domingo, vemos que Jesús permite un descanso a sus apóstoles después de unos trabajos ajetreados, sin embargo, al ver que la gente andaba como ovejas sin pastor, se compadeció de ella y se puso a enseñarles las cosas de Dios.

 

  1. EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA

Un Pastor es un guía, un orientador y cuidador. El buen pastor se entrega al servicio y cuidado de las ovejas; el mal pastor sólo espera recibir su salario sin siquiera cuidarlas. El salmo 22 nos invita a tomar como nuestro pastor a Dios mismo, por las siguientes razones: nada nos faltará, nos hará reposar en verdes praderas, nos conducirá a fuentes tranquilas para reparar las fuerzas, nos guiará por el sendero recto, nos preparará una mesa, nos ungirá la cabeza con perfume y nos acompañará todos los días de nuestra vida. Es bueno, saludable, confortable, gratificante y enriquecedor que Dios sea nuestro Pastor. ¡Dejemos que Él guíe nuestros pasos por el camino del bien, que él sea nuestro alimento y bebida, que Él nos conduzca hacia el Reino de su Padre Dios! ¡Cuánta falta nos hacen hoy buenos pastores!

 

  1. MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ

Escuchar la voz de Dios en medio de tanto cambio vertiginoso, violento y destructivo es un cometido difícil de lograr (cf. 1ª Re 19,11). De hecho, el sólo hecho de escuchar es algo difícil. En la angustia, miedo, estrés, soledad o enfermedad no alcanzamos a percibir la voz de Dios pero Él está ahí cerca de nosotros, en medio de nosotros (cf. Mt 1,23) y nos quiere decir algo. Para escuchar debemos guardar silencio, tomar una postura adecuada, poner atención, permitir que la otra persona hable y entender el mensaje. Hoy en día, ser escuchados es una necesidad primordial y saber escuchar es una virtud básica. Jesús nos elije (habla) para estar con Él, para ser de Él y ser enviados a predicar (cf. Mc 3,14), él nos llama por nuestro nombre (cf. Is 43,1 y Jn 10,3) y nos destina a una misión específica (cf. Mc 16,15). El Pastor conoce a sus ovejas y ellas a Él, por eso siguen su voz (cf. Jn 10,27). Escuchar la voz de Jesús implica poner en práctica sus mandamientos (cf. Mt 7,24). Necesitamos escuchar la voz de nuestro guía, nuestro Salvador y redentor. ¡Abramos nuestros oídos a su voz! ¡No seamos sordos! (cf. Mt 13,15).

 

  1. VENGAN CONMIGO A UN LUGAR SOLITARIO PARA QUE DESCANSEN

Jesús nos invita a descansar para reparar el ánimo, las fuerzas y la alegría de servir. El descanso genera procesos reparadores que mejoran las actividades de memoria y aprendizaje, fortalecen las defensas ante enfermedades, disminuyen nuestra tensión arterial y relajan músculos y articulaciones. Es saludable descansar. Jesucristo nos invita a dejar las actividades de rutina, a hacer un lado por un momento los trabajos ordinarios y permitirnos un tiempo para  reparar las fuerzas. Jesucristo es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, que conduce a buenos pastos y a aguas cristalinas. También nos invita a encontrar un descanso en Él, pues nos asegura que nos dará alivio a los que estamos cansados y agobiados (cf. Mt 11,28). Descansar en el Señor no significa no hacer nada sino poner en sus manos nuestras vidas ajetreadas, adoloridas y arrutinadas  ¡Dejemos que Cristo tome sobre sí nuestros cansancios, agobios, angustias, sufrimientos y enfermedades!

Comparte: