Leíamos ayer en el Motu Proprio del Papa Francisco sobre la liturgia un duro juicio de valor del Papa hacia las personas que viven su relación con Dios en la liturgia romana tradicional que contrasta con cómo se refería el Papa Benedicto a esas comunidades.
Leíamos ayer en el Motu Proprio del Papa Francisco sobre la liturgia, en el que prohíbe la Misa según la forma en la que la rezaron centenares de santos, un duro juicio de valor del Papa hacia las personas que viven su relación con Dios en la liturgia romana tradicional, con una injusta generalización en la que mezcla el amor por el Usus Antiquur y el «rechazo a la Iglesia»:
Una última razón quiero añadir para fundamentar mi decisión: la estrecha relación entre la elección de las celebraciones según los libros litúrgicos anteriores al Concilio Vaticano II y el rechazo de la Iglesia y sus instituciones es cada vez más evidente en las palabras y actitudes de muchos, en nombre de lo que consideran la «verdadera Iglesia».
Se trata de un comportamiento que contradice la comunión, alimentando ese impulso a la división – “Yo soy de Pablo; Yo, en cambio, pertenezco a Apolo; Yo soy de Cefas; Yo soy de Cristo ”- contra quien el apóstol Pablo reaccionó firmemente. Es para defender la unidad del Cuerpo de Cristo que me veo obligado a revocar la facultad otorgada por mis Predecesores.
Benedicto XVI en 2009 en Summorum Pontificum, lo explicaba, digamos, de otro modo:
En algunas regiones, sin embargo, no pocos fieles adhirieron y siguen adhiriéndose con mucho amor y afecto a las anteriores formas litúrgicas, que habían impregnado su cultura y su espíritu de manera tan profunda…
El Misal Romano promulgado por san Pío V, y nuevamente por el beato Juan XXIII, debe considerarse como expresión extraordinaria de la misma «Lex orandi» y gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo. Estas dos expresiones de la «Lex orandi» de la Iglesia en modo alguno inducen a una división de la «Lex credendi» («Ley de la fe») de la Iglesia; en efecto, son dos usos del único rito romano.
Infovaticana.