Nos convertimos en los líderes que seguimos. ¿A quién estás siguiendo hoy?

Psic. Octavio Escobar
Psic. Octavio Escobar

Son muchos los enemigos de Cristo, de la fe católica, de la vida, de la familia y de nosotros como iglesia en general. Y si no nos están persiguiendo hoy, significa que probablemente no estamos diciéndole al mundo lo que significa ser hijos de Dios. Esto puede significar que nos da vergüenza expresar nuestros pensamientos y nuestros verdaderos ideales por temor al rechazo o a ser juzgados por otros, lo que indica que nuestras heridas emocionales son tales, que estamos mendigando el afecto y la mirada favorable de los demás en lugar de ser fieles a nuestras creencias.

 

¿Has escuchado la historia de Anthony de Mello, “El águila que se creía pollo”?

El relato cuenta que un huevo de águila, que fue criado en el nido de una gallina de corral, aprendió a vivir y actuar como pollo. Fue así como esta ave, que nunca aprendió a volar, sólo pudo mirar a los cielos preguntándose lo qué eran esos seres que estaban en lo alto, muriendo sin saber que él era uno de ellos.

Así como el águila-pollo es interesante ver cómo nosotros, en ocasiones, seguimos a otras personas que nos invitan a vivir una vida que poco o nada tiene que ver con nuestros talentos y con el propósito para el cual hemos sido creados. Más allá de cuál sea el grupo al que sigamos o las conductas que adoptemos, la pregunta que debemos hacernos es, ¿Cuál es la herida que hace que sigamos a otros pollos?

Conocer nuestra historia y por ende la raíz de nuestras heridas, es la única forma en la que podemos saber por qué seguimos patrones que nos hacen apartarnos de nuestro proyecto de vida o no ser testigos de nuestra fe. No conocer la causa de nuestros comportamientos, podría hacer que nos enfoquemos en cambiar nuestra conducta, pero como en el caso del águila, probablemente solo aprenderemos a ser mejores pollos en lugar de reconocer que somos águilas.

 

Los grupos que nos influencian 

Así como el águila-pollo abandonado nunca aprendió a desarrollar su máximo potencial, nosotros también tenemos heridas que hacen que busquemos parecernos a nuestros ídolos, en lugar de desarrollar nuestros propios proyectos. Seguir ciegamente a estos referentes, llámense cantantes, actores, dirigentes o amigos, limita nuestra posibilidad de tener un pensamiento crítico y hace que seamos serviles a lo que estos líderes de opinión quieren que creamos.

Para nosotros como adultos, no conocer la raíz de nuestras acciones hace que nos de vergüenza defender a nuestra iglesia, que tengamos un trabajo que odiamos, que elijamos mal a nuestra pareja o que vivamos frustrados o ansiosos por no tener lo mismo que el vecino. En el caso de nuestros hijos, muchas veces hace que se avergüencen de sus creencias, que se junten con malas amistades, que tengan mal desempeño académico, que consuman sustancias psicoactivas o que tengan una sexualidad desordenada. Sin embargo, enfocarnos en modificar la conducta y no en la raíz no resuelve el problema, sino que lo agrava, ya que al no generar cambios reales sino meramente superficiales, se genera una frustración mayor en la persona cuando la solución no es permanente.

Es por eso que, si queremos ser testimonio vivo de Dios, debemos tener un corazón libre de heridas emocionales, para que no busquemos la aceptación del mundo y entendamos que solo tenemos que agradarle a Él. De eso se trata el retiro – taller gratuito “Haz de tus hijos líderes valientes en Cristo” que estaré realizando este sábado 10 de julio a las 3:00 p.m. Bogotá, Lima, Houston y al que quiero que te inscribas para que logres conocer cómo sanar las heridas de tus hijos que no les permiten tener un pensamiento autónomo y libre para influenciar a otros y no ser los influenciados.

Recuerda que el liderazgo es algo que viene del interior y no de una terapia conductual que intenta modificar la conducta desde afuera. Por eso si quieres que tus hijos se desarrollen plenamente en sus talentos y su proyecto de vida, haz clic en este enlace e inscríbete en este taller gratuito.

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Psicólogo Clínico de Colombia