Nuevo santuario por la vida en Francia, para matrimonios «infértiles» o con duelo por un aborto.

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Siempre sorprende el obispo de Fréjus-Toulon, Mons. Dominique Rey. La labor evangelizadora y misionera que despliega es impresionante, la del cuidado de la grey también. En lo material y especialmente en lo espiritual.

En su diócesis está Cotignac, donde se encuentra el Santuario de San José, única aparición reconocida por la Iglesia del Santo Patriarca, y el Santuario de Nuestra Señora de las Gracias (Notre-Dame des Grâces), el principal centro mariano de peregrinaciones en Francia hasta las Apariciones de Lourdes en 1858. El santuario cuenta desde este año con «dos oratorios, exactamente sobre el mismo tema: la acogida del concebido en situaciones difíciles»

Un histórico santuario para madres y padres

El Rey Luis XIII de Francia se casó con la española Ana de Austria en 1615, siendo ambos adolescentes. Después de 22 años de matrimonio aún no tenían heredero para el trono. El 27 de octubre de 1637, un fraile parisino, Fray Fiacre, rezaba en el coro con sus comunidad, cuando tuvo una repentina revelación interior, confirmada luego por dos apariciones de la Virgen: la Reina debía pedir públicamente que se hicieran en su nombre tres novenas a la Santísima Virgen y le sería dado un hijo: la primera novena debía hacerse en Nuestra Señora de Gracias en Provenza; la segunda, en Nuestra Señora de París; y la tercera, en Nuestra Señora de las Victorias, la iglesia de su convento. Como Fray Fiacre no conocía Provenza, pidió algún medio que le permitiera identificar el santuario; la Virgen le mostró en una visión el retrato suyo con el Niño Jesús y le dio una descripción del santuario; otras personas que sí conocían la región pudieron confirmarle que se trataba de Cotignac y su venerada imagen.

A principios de febrero de 1638, la Reina Ana se dio cuenta de que esperaba un niño, al Rey le pareció que sería poco digno esperar a ver si esta vez prosperaba el embarazo, y se decidió ya a confiar todo a la Virgen. Así fue como, el 10 de febrero de 1638, Luis XIII realizó su solemne «Voeu» o Voto perpetuo de consagración de Francia a la Santísima Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, Voto que se sigue celebrando todos los años el 15 de agosto en Notre Dame de París y otras catedrales francesas. Nació el Delfín, que los padres hicieron bautizar con los nombres «Luis Diosdado» (dado por Dios). Cinco años después falleció Luis XIII y la Reina Ana fue Regente hasta la mayoría de edad de su hijo.

Desde 1981, el Santuario de Notre Dame de Gráces está a cargo de los Hermanos de la Comunidad de San Juan. También hay un convento de Hermanas de San Juan (contemplativas), y un «foyer» o centro de retiros con un enfoque familiar, dotado de casitas independientes y algunas instalaciones deportivas.

Desde hace siglos es en un lugar tradicional en Francia para madres y padres que quieren serlo o dan gracias. Desde finales del siglo pasado ha surgido un apostolado nuevo relacionado con el drama del aborto: el 29 de septiembre y el 28 de diciembre tienen lugar Peregrinaciones por la Vida, donde se busca la reconciliación de las madres que han abortado. Así, Nuestra Señora de Gracias no sólo bendice y protege a las madres futuras, sino que acoge amorosamente a aquellas otras madres fallidas, que buscan la reconciliación con Dios tras haber despreciado alguna vez el don de la vida. Este apostolado se va extendiendo gracias a esas madres, que ayudan a establecer las Peregrinaciones por la Vida en otros santuarios marianos (Montligeon, en Normandía; Walsingham, en Inglaterra; en Brasil, etc.)

Dos nuevos «belvederes»

Así que aunque Famille Chretienne haya titulado «un nuevo santuario», en realidad lo que ha hecho el centenario santuario es ofrecer a los miles de peregrinos dos nuevos «belvederes por la vida» con una precisas y significativas imágenes. Una de ellas de la Presentación en el Templo, la otra, impresiona: Nuestra Madre protegiendo/ofreciendo a un niño concebido en brazos y a otros más mayores con su manto.

Famille Chretienne cuenta que

la imagen de la Presentación en el Templo hace referencia a la ofrenda de María, que viene a depositar a Dios a su hijo recién nacido, y suma así a las alegrías y obstáculos que atraviesan todas las madres. La otra simboliza el dolor que se convierte en oración en manos de María e intenta expresar la agonía de los inocentes que no han visto la luz del día, así como el sufrimiento de las mujeres a quienes le hubiera gustado darles la bienvenida en su carne.

Guillaume d’Alençon, diseñador del proyecto, se refiere a la escultura:

La Virgen María es madre. También es consoladora y embajadora de la divina misericordia.

Esta es la razón por la que la segunda estatua «María que protege al feto» mantiene al niño cerca de su corazón. El mismo Jesús, Salvador de la humanidad, Dios hecho hombre, eligió hacerse muy pequeño, convertirse en embrión.

Sí, la Virgen acoge a los que tanto esperan tener un hijo, los anima a confiar en Cristo. Ya sea que nos enfrentemos al drama del aborto, al sufrimiento causado por un aborto espontáneo, o a la expectativa incierta de un niño que tarda en llegar, María es el rostro más maravilloso de la misericordia, seamos sinceros. Nosotros a sus pies. Ella siempre obtiene de su hijo la paz profunda que buscamos.

El hermano Hubert-Marie de Bazelaire, rector del santuario, afirmó que

la Providencia hizo posible que, con pocos días de diferencia, se nos ofrezcan dos oratorios, exactamente sobre el mismo tema: la acogida del concebido en situaciones difíciles.

El rector hizo especial referencia en la ayuda a «las parejas que sufren o son víctimas de la ‘Cultura de la muerte’».

El conjunto fue bendecido por el obispo Dominique Rey el pasado domingo de Ramos.

No tengo ninguna duda de esta iniciativa dará muchos frutos, alegrías y consuelos. Y sanará corazones.

 

Juanjo Romero

Por Juanjo Romero.

Infocatólica.

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