COMPARTIMOS NUESTRA PREOCUPACIÓN Y REFLEXIÓN CON RELACIÓN A LA «REVISIÓN» DE LOS LIBROS DE TEXTO.
Saludamos a la comunidad educativa -madres, padres de familia, maestros, directivos, autoridades educativas y educandos- con afecto fraterno, en esta Pascua, tiempo de renovación en Nuestro Señor Jesucristo Resucitado, quien nos sigue mostrando «el camino, la verdad y la vida» (Jn. 14, 6).
Expresamos las siguientes consideraciones:
1. México es un País plural, con un sistema democrático que, en el marco del Estado de Derecho, nos permite configurar y orientar el caminar de nuestra Patria con medios pacíficos y ordenados. Las leyes, y las instituciones que de ellas derivan, no responden a la voluntad de un solo hombre, ni imponen una corriente de pensamiento o posición política. Toca a la autoridad, en el ejercicio de su gobierno para todos los ciudadanos, promover los consensos y equilibrios que posibiliten el cumplimiento de lo pactado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Por lo anterior, manifestamos nuestro profundo extrañamiento por el impulso que se está dando a una iniciativa que toca aspectos tan sensibles para todos los mexicanos, como son los contenidos dirigidos al aprendizaje de los niños y niñas del nivel básico en los textos obligatorios, a través de consultas y comisiones sui generis, en un tiempo tan breve, y sin mayor fundamento científico, jurídico e institucional. La participación social educativa, prevista por la reciente modificación al Artículo 3o. Constitucional así como la Ley General de Educación reciente, sigue pendiente de instalación, y el diálogo necesario no se ha realizado de manera institucional, a pesar del apremio a favor del interés superior de la infancia que a todos los grupos sociales nos obliga.
2. Por otro lado, consideramos que la actual situación educativa de nuestro País, requiere de una respuesta integral, articulada, generosa y consensuada frente a los efectos de esta Pandemia Covid-19, con toda la comunidad educativa nacional, empezando por el abandono escolar que alcanza a cinco millones de mexicanos de acuerdos a los datos oficiales del INEGI. Es urgente la implementación de verdaderas políticas públicas, en diálogo intersectorial, para buscar cómo podemos responder a lo que el Papa Francisco ha llamado «una catástrofe educativa», -con relación a la situación mundial- (Cfr. Mensaje de Convocatoria para el Pacto Educativo Global, del pasado 15 de octubre). Hoy, además de pretender regresar a la normalidad escolar, debemos buscar formas nuevas para vincularnos, no sólo unilateralmente a través de la radio y la televisión, sino con verdadera interacción educativa virtual, presencial e híbrida, en lo que sea posible. Urge la corresponsabilidad educativa de todos, la conformación de protocolos sólidos y detallados que reconozcan las distintas realidades culturales y sociales de cada comunidad escolar y promuevan la participación y autorregulación, dando prioridad al derecho primordial de los niños de ser educados, más allá de cualquier otro interés y conveniencia de los adultos.
3. Los Obispos de México vemos por cada bautizado, pero también por cada ser humano, pues éste es «el camino de la Iglesia». Lo más importante es la libertad de conciencia, así como la libertad de educación -que incluye también la religiosa-, pues sólo en el ejercicio pleno de nuestros derechos humanos universales e inalienables se confirma la realidad del Estado Laico. Como afirmamos en nuestro documento colegiado Educar para una Nueva Sociedad, nos ocupa y preocupa la educación de cada persona, de toda la persona y de todas las personas.
Reiteramos nuestra disposición para el diálogo, el encuentro y la búsqueda de caminos para un desarrollo humano, integral, solidario y sustentable con todos los grupos sociales y con la autoridad civil de cada Estado y de la Federación. Rogamos a Santa María de Guadalupe, que por su intercesión, logremos seguir de manera cercana a Nuestro Señor Jesucristo, Divino Maestro.
+ Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey,
y Presidente de la CEM.
+ Enrique Díaz Díaz
Obispo de Irapuato
y Responsable de la Dimensión de Pastoral
Educativa y de Cultura de la CEM.
+ Alfonso G. Miranda Guardiola
Obispo Auxiliar de Monterrey
y Secretario General de la CEM.