«Benedicto esperaba vivir unos meses cuando renunció, no ocho años», asegura su secretario, monseñor Gänswein.

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El Papa emérito de 93 años ya vivía el tipo de «encierro» que ha traído la pandemia, dijo su secretario.

Cuando Benedicto XVI dimitió en la primavera de 2013, “a él y a mí nos pareció -puedo confesarlo aquí- que solo le quedaban unos meses, pero no ocho años”, dijo el arzobispo Georg Gänswein, secretario del Papa emérito y prefecto de la Casa Pontificia. Lo comentó en un congreso psiquiátrico austriaco, informó el periódico alemán Die Tagespost.

Como orador inesperado, en una conferencia organizada por el Instituto de Religión en Psiquiatría y Psicoterapia, una institución austriaca, Gänswein habló sobre la relación filial que ha tenido con el Papa emérito desde la muerte de su propio padre. Se alegró de la “cercanía cada vez mayor” que lo une a Benedicto XVI, especialmente cuando rezan juntos el Rosario en los Jardines Vaticanos.

El Pontífice emérito no esperaba quedarse tanto tiempo en el monasterio Mater Ecclesiae. “Cuando renunció en la primavera de 2013, nos pareció a él y a mí, puedo confesarlo aquí, que solo le quedaban unos meses, pero no ocho años”. “Todo ha dado un giro diferente”, reconoció el hombre que asiste cada día a Joseph Ratzinger, que cumplirá en menos de diez días 94 años.

El prefecto de la Casa Pontificia dice que Benedicto XVI —que fue vacunado el pasado mes de enero, al igual que el Papa Francisco y casi todo el Vaticano— se ha visto poco afectado personalmente por las limitaciones de salud derivadas de la pandemia actual. «Es casi como si el Papa Benedicto, con su renuncia hace ocho años, hubiera decidido, por así decirlo, un confinamiento experimental para nosotros», dice.

El arzobispo dijo que está preocupado por el «daño colateral» psicológico que la pandemia está provocando en el mundo y por el tabú de discutir «cifras alarmantes de suicidios».

Este es un momento de «división y decisión», dijo.

Refiriéndose a la situación actual en su país natal, Alemania (también la patria de Benedicto XVI), el arzobispo Gänswein habló de la existencia de «disensión grave» dentro de la Iglesia «como no se había visto en siglos». Refiriéndose al caso de Alemania, donde las divisiones han crecido en los últimos años, dijo que se pueden esperar «respuestas diferentes de cada obispo».

La Iglesia está formada por «santos» y «criminales», dijo, citando a la Madre Teresa y al ex cardenal Theodore McCarrick como ejemplos. Los santos pueden no reconocer a los criminales cercanos a ellos, reconoció, refiriéndose a la cercanía de Juan Pablo II y Marcial Maciel Delgado, el fundador de los Legionarios de Cristo.

Georg Gänswein, de 64 años, es el secretario personal de Joseph Ratzinger desde hace 18 años, antes trabajó con él en la Congregación para la Doctrina de la Fe, a donde llegó en 1996, cuando el futuro Papa era prefecto de la misma. En diciembre de 2012, poco antes de renunciar al pontificado, Benedicto XVI le nombró prefecto de la Casa Pontificia y, el 6 de enero de 2013, le consagró arzobispo.

 

Aleteia/Infocatólica.

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