Francisco nombra Juan Carlos Cruz, reconocido como homosexual, y muy crítico con el documento de Doctrina de la Fe sobre las uniones de personas del mismo sexo, miembro de una Comisión Pontificia.
Algunas veces se ha calificado a Francisco como el Papa de los gestos, y es que muchas veces, ciertamente, hay que fijarse más en lo que hace que en lo que dice. Hoy, ha tenido uno de ellos: un gesto hacia el sector progresista que se revolvía y protestaba ante el documento que la semana pasada publicaba el Vaticano ―y que el Santo Padre aprobó― en el que se afirmaba que la Iglesia no podía bendecir uniones de personas del mismo sexo.
Desde que el escrito de Doctrina de la Fe cayera como un jarro de agua fría sobre las cabezas de los “renovadores” y palmeros de este pontificado, éstos esperaban con ansia una reacción del Papa; no les valía como prueba su firma y aprobación del documento del “no” a la bendición de las uniones homosexuales.
Escudriñaban cada palabra y gesto de Francisco intentando sacar una rectificación al propio escrito que él había aprobado. Cogieron un par de frases sueltas del Ángelus del domingo pasado y gritaron a los cuatro vientos que era una rotunda respuesta al documento de Doctrina de la Fe ―el Papa estaría contradiciéndose a sí mismo, por otra parte. A saber:
“Se trata de sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes, no con condenas teóricas, sino con gestos de amor. Entonces el Señor, con su gracia, nos hace fructificar, incluso cuando el terreno es árido por incomprensiones, dificultades o persecuciones, o pretensiones de legalismos o moralismos clericales”.
Pero no resultaba convincente, Francisco comentaba el evangelio dominical y esa frase estaba cogida con pinzas. La siguiente fue una carta que el Papa dirigía al superior de los herederos de san Alfonso María de Ligorio, en el 150 aniversario de su nombramiento como Doctor de la Iglesia. El Papa, hablando del santo, decía frases como en las disputas teológicas, “prefiriendo la razón a la autoridad”, Ligorio no se detuvo “en la formulación teórica de los principios, sino que se deja interpelar por la vida misma”; o esta otra, “el anuncio del Evangelio en una sociedad que cambia rápidamente requiere la valentía de escuchar la realidad”. En fin, aunque estaba hablando de un santo italiano del siglo XVIII, los “renovadores” se dijeron “veis, otra respuesta del Papa al documento”; insisto, reafirmando que el Papa, o bien firma sin ver lo que firma, o algo peor, se desmiente a sí mismo.
Hoy, si se ha producido algo más llamativo: Francisco ha nombrado a Juan Carlos Cruz miembro de la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores. Y quién es este señor, se preguntarán algunos lectores. Cruz es una víctima de los abusos sexuales del sacerdote chileno Fernando Karadima ―detonante del escándalo de abusos sexuales que estalló en el país andino― que, aunque al principio tuvo divergencias con Su Santidad, un encuentro en Roma les hizo acercarse. “Juan Carlos, que tú seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así y a mí no me importa. El Papa te quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres”, fueron las palabras que Cruz puso en la boca del Pontífice.
Al margen de esta anécdota, Cruz ha sido uno de los mayores críticos del documento del Vaticano sobre la bendición de las parejas del mismo sexo. “La Congregación para la Doctrina de la Fe, y en especial sus prefectos, están completamente en un mundo propio, alejados de las personas y tratando de defender lo indefendible. Lo vemos en esto, en la lentitud con que se tratan los delitos de abuso, su falta de humanidad y su falta de conocimiento del sufrimiento de las personas, tan contrario al papa Francisco”, comentó a LA NACION la semana pasada.
“Si la Iglesia y la CDF no avanzan con el mundo y además de vivir rechazando y hablar en negativo constantemente y no poniendo las prioridades donde deben estar, los católicos seguirán huyendo y nos convertiremos en una iglesia rígida, de normas, apuntando con el dedo a muchos y que solo logrará que las personas corran y se alejen”, explicaba el activista chileno.
“Como católico, pediría inmediatamente un cambio en el liderazgo de la Congregación de la Doctrina de la Fe que cada día se parece más a la del propio Torquemada y no a la de los pastores que nos propone Francisco”, señalaba el flamante nuevo miembro de la Comisión Pontificia, haciendo referencia, claro está, a la Inquisición española.
“La doctrina evoluciona”, aseguraba Cruz, “y con seres de mente inamovible y a veces siguiendo intereses propios, dañan un pontificado cercano y que ha hecho cosas notables y se ve opacado por seres apegados a una ley farisaica e hipócrita”, añadía.
Pues ya ven, si los progresistas estaban esperando un gesto del Papa, esto se parece más que los espejismos anteriores. El Santo Padre nombra miembro de una institución vinculada a la Santa Sede a un sujeto que sostiene estas posturas. Eso sí, si esto de verdad fuera un guiño hacia el sector progresista, y así lo interpretan los palmeros del pontificado, ¿no están dejando muy mal a Su Santidad?
INFOVATICANA.